El gobierno de Trump está presionando a Arabia Saudí para que muestre un "progreso tangible” en responsabilizar a aquellos detrás del asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, y quiere que lo hagan antes del primer aniversario de su asesinato, dijo un alto funcionario de la administración, según informa Reuters.
Luchando contra los críticos que han acusado al presidente Donald Trump de dejar a los saudíes libres de culpa tras la muerte de Khashoggi, el funcionario contó a Reuters esta semana que el mensaje al reino es que sigue siendo un "tema muy candente" y "deben tomárselo en serio”.
Los legisladores republicanos y demócratas, citando las pruebas del papel del príncipe heredero de la corona saudí Mohammed bin Salman en el caso Khashoggi, e indignados por el número de víctimas civiles de la campaña aérea saudí en Yemen, han incrementado los esfuerzos para bloquear la venta de armas de Trump a Arabia Saudí.
El funcionario, hablando bajo condición de anonimato, dijo que los saudíes necesitaban completar su investigación y actuar antes del aniversario, pero no especificaron ninguna consecuencia si no lo hacían. La administración de Trump ha tomado hasta ahora sólo medidas mínimas.
Khashoggi, columnista del Washington Post y residente de Estados Unidos, que se había convertido en un gran crítico del príncipe, desapareció después de ingresar al consulado saudí en Estambul el 2 de octubre. Once sospechosos saudíes fueron procesados en procesos judiciales secretos, pero solo se han celebrado algunas audiencias desde enero.
"Habrá una mayor sensibilidad cuando se acerque el aniversario", dijo el funcionario. “Sería mejor para todos tener algún progreso tangible para entonces".
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La CIA ha determinado con "confianza media a alta" que el príncipe heredero, comúnmente conocido por sus iniciales MBS y considerado el gobernante de facto de Arabia Saudí, ordenó el asesinato, dijeron fuentes del gobierno estadounidense. La agencia de espionaje ha seguido supervisando y reuniendo información, pero no está realizando una investigación a gran escala, dijo un funcionario estadounidense.
Los funcionarios saudíes han negado la participación del príncipe Mohammed.
Trump expresó dudas sobre la evaluación de la CIA y argumentó que Washington no debe arriesgar su alianza con Riad, la piedra angular de la política de seguridad de Estados Unidos en el Golfo, considerad como un contrapeso regional para Irán.
El asesinato de Khashoggi mancilló la reputación internacional del príncipe heredero. Ha impulsado una agenda nacional ambiciosa acompañada por una ofensiva contra la disidencia.
Trump suscitó una furiosa reacción en el Congreso el mes pasado, cuando declaró que la amenaza de Irán era una emergencia que lo obligó a pasar por alto a los legisladores y vender 8.000 millones de dólares en armas a Arabia Saudí y a los Emiratos Árabes Unidos.
El senador demócrata estadounidense Chris Murphy acusó esta semana a la administración de "hacer la vista gorda" ante el asesinato de Khashoggi.
La administración está dejando claro a los saudíes que la polémica persistirá hasta que demuestren un "caso de culpabilidad muy claro", dijo el funcionario de la administración.
El asesor de la Casa Blanca y yerno de Trump, Jared Kushner, que ha cultivado una relación cercana con MBS, se negó a culpar al príncipe heredero por la muerte de Khashoggi en una entrevista con Axios este mes.