El único presidente electo de Egipto, Mohammed Morsi, está muerto.
Murió en el tribunal, aparentemente de un ataque al corazón. Pero la realidad es que la dictadura egipcia lo asesinó y, por lo tanto, el imperialismo estadounidense.
El régimen militar le había negado el tratamiento médico que tanto necesitaba. Sus partidarios calificaron la muerte de "un asesinato en toda regla".
En segundo lugar, sólo para Israel, el régimen militar egipcio ha sido durante mucho tiempo un cliente clave de Estados Unidos en Oriente Medio. Para mantener al mundo árabe dividido, la hegemonía imperial mantiene una serie de regímenes corruptos, violentos y, en el caso de Israel, un respaldado régimen de apartheid racista.
En todos los casos, estos regímenes se mantienen en contra de los deseos de la gran mayoría de los pueblos de la región. Las brutales monarquías absolutas, las dictaduras militares y los emiratos menores corruptos, todos desempeñan su papel para apoyar el "nuevo orden mundial" de Estados Unidos que George H. W. Bush dijo que quería forjar tras la caída de la Unión Soviética.
Más que nunca en los últimos años, Israel ha estado abiertamente en connivencia con las dictaduras corruptas y violentas, que gobiernan los países árabes alrededor del Golfo Pérsico con mano de hierro.
Como la única superpotencia restante, Estados Unidos sólo ha aumentado su opresión militar en todo el mundo desde entonces.
Desde la caída del líder panárabe Gamal Abdul Nasser, el régimen militar egipcio ha desempeñado un papel vital en el sistema mundial estadounidense.
Lo que sucedió en 2011, cuando las masas del pueblo egipcio se levantaron para derrocar a su dictador, Hosni Mubarak, fue un desafío enorme para el orden imperial de los Estados Unidos.
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Siendo el país más poblado del mundo árabe, con una gran clase trabajadora, Egipto siempre ha planteado una amenaza fundamental para los planes de Israel. A pesar del injusto acuerdo de paz que firmó Anwar Sadat con el brutal terrorista israelí Menachem Begin en 1978, la población de Egipto sigue siendo sumamente hostil a los crímenes de guerra israelíes, así como a todo el concepto injusto del asentamiento de colonos sionistas que ocupa Palestina.
Puesto que Israel, financiado con una suma de 3.800 millones en ayuda militar por parte de Estados Unidos cada año, es prácticamente un gran portaaviones estadounidense implantado e impuesto artificialmente en la región, sigue siendo un objetivo prioritario del imperio estadounidense establecer y mantener a Israel cueste lo que cueste.
Con un fanático presidente anti-palestino llevando la voz cantante en la Casa Blanca, sigue siendo el caso ahora más que nunca. El mayor donante de Trump fue Sheldon Adelson, un magnate multimillonario del casino y uno de los donantes más extravagantes de Estados Unidos para organizaciones anti-palestinas, muchas de las cuales trabajan en estrecha coordinación con el gobierno israelí y sus asesinas agencias de espionaje.
Mucho de esto se consideró en 2011, durante la Casa Blanca de Obama, cuando Hilary Clinton era secretaria de estado.
Siguiendo los eventos lo mejor que pude a través de la prensa internacional en ese momento fue muy revelador. Seguí de cerca la cobertura de los medios israelíes sobre los eventos y sobre cómo se estaban desarrollando las cosas en Egipto.
La sensación de pánico era palpable. "Siempre hemos tenido y todavía tenemos un gran respeto por el presidente Mubarak", dijo el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, incluso cuando la revuelta seguía en curso y los manifestantes estaban siendo brutalmente asesinados en la calle.
Los expertos israelíes atacaron a los manifestantes, en su mayoría pacíficos, como una "muchedumbre furiosa en las calles de Egipto" y se lamentaron sobre "cómo todo el mundo está abandonando a Mubarak".
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Algunos meses después, tras la caída de Mubarak, cuando el entonces ex presidente, afortunadamente, aguardaba el juicio por conspiración de asesinar a los manifestantes, el ex ministro de Defensa israelí Benjamin Fuad Ben-Eliezer reveló que él y Netanyahu habían ofrecido a Mubarak asilo en Israel.
Mubarak más tarde afirmó haber estado enviando a Ben-Eliezer un "sueldo" mensual de 25.000 dólares, aunque él lo negó.
La policía secreta egipcia y otros equipos de seguridad han trabajado durante mucho tiempo estrechamente con Israel, incluido el brutal torturador Omar Suleiman, quien dirigió el programa de "rendición" de la CIA en Egipto.
En un momento dado durante el levantamiento de 2011, parecía que Suleiman iba a emerger como el sucesor preferido de los Estados Unidos cuando quedó claro que no habían protegido a Mubarak de las masivas protestas populares. Eso no ocurrió, afortunadamente.
En cambio, hubo elecciones presidenciales, que Mohammed Morsi, antes de los Hermanos Musulmanes, ganó sin hacer trampa. Los Hermanos Musulmanes ganaron las elecciones porque tenían un grado significativo de apoyo popular y porque eran la única fuerza política organizada significativa en Egipto capaz de ganar las elecciones.
Morsi fue derrocado por la brutal dictadura egipcia, junto con un falso movimiento de "base popular", el Tamarod. Este grupo se agitó para crear un movimiento antidemocrático de protesta callejera que pedía a los militares que volviesen a tomar el poder en 2013.
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Esto tuvo éxito, y Morsi, el presidente electo, fue arrestado.
Aproximadamente un mes después, los militares, incitados por muchos "liberales", llevaron a cabo una brutal masacre de más de 1.000 Hermanos Musulmanes no violentos y otros manifestantes contra el golpe militar en la Plaza Rabaa en El Cairo.
Egipto ha vuelto a una total dictadura desde este golpe.
De una manera repugnante, el New York Times esta semana encargó a una de esas mismas "liberales" animadoras que escribiera un artículo de opinión condenando de manera hipócrita al mismo régimen militar por la muerte de Morsi. El mismo ejército que ella había alentado para llevar a cabo su toma de posesión. Mona Eltahawy estaba muy a favor del golpe de Estado en ese momento.
Compare @monaeltahawy on Morsi right after the coup she cheered for as compared with her crocodile tears now. pic.twitter.com/1TWPeggZRL
— Ali Abunimah (@AliAbunimah) June 19, 2019
Nunca sabremos qué habría pasado si se le hubiera permitido a Morsi completar su mandato electo. Por poco tiempo hubo una oportunidad para que la región se alejase poco a poco del sistema de hegemonía de los Estados Unidos, pero esta tendencia se extinguió en sus primeras etapas.
Ése es el triste significado de la muerte de Mohammed Morsi.
Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.