Según informó Reuters, más de 200 manifestantes irrumpieron en el patio de la embajada de Bahréin en Bagdad y retiraron la bandera del reino el jueves por la noche, para protestar por una reunión encabezada por Estados Unidos en Bahréin sobre la paz entre israelíes y palestinos.
La policía utilizó munición real para dispersar a la multitud, dijeron fuentes policiales a Reuters, sin que se informase de heridos.
"Usamos los altavoces de nuestros vehículos para alentar a los manifestantes a abandonar el complejo", dijo un oficial de policía estacionado cerca de la embajada. "Después de que se negasen, la policía tuvo que disparar al aire".
Un manifestante, que se identificó a sí mismo como miembro de los Grupos de Resistencia Islámica, un término generalmente utilizado por las milicias chiítas respaldadas por Irán, dijo que quería enviar una declaración firme.
"Bajamos la bandera bahreiní para enviar un mensaje claro a todos los que participaron en la conferencia de Bahréin, de que rechazamos enérgicamente la normalización de las relaciones con los ocupantes sionistas y nunca abandonaremos nuestro apoyo a los palestinos", dijo el manifestante, que se identificó como Abu Murtadha al-Moussawi. "Estamos listos para luchar por esto".
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Bahréin llamó a su embajador en Iraq para reunirse el jueves después de las protestas.
"El Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino de Bahréin condena el ataque a la Embajada del Reino de Bahréin en la República de Iraq por parte de los manifestantes (que) sabotearon el edificio de la embajada", dijo una declaración en la página web del ministerio.
El gobierno iraquí condenó a los manifestantes y expresó "su profundo pesar" por la violación de la seguridad en la embajada.
"El gobierno de Iraq afirma su rechazo absoluto a cualquier acto que amenace las misiones diplomáticas, su seguridad y la seguridad de su personal", dijo en un comunicado.
La conferencia de dos días en Manama tuvo como objetivo reunir apoyo para un plan de inversión de 50.000 millones de dólares en los territorios palestinos, siendo la primera parte de un plan político más amplio de la Casa Blanca para poner fin al conflicto israelí-palestino.
El plan ha recibido un gran desprecio de los palestinos y otros en el mundo árabe, aunque los aliados regionales de los Estados Unidos, como Arabia Saudí, lo apoyan discretamente. Ni el gobierno israelí ni el palestino asistieron a la reunión.
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