Un miembro de la familia real saudí, que también es el gobernador de la región saudí de Asir, ha obtenido elogios de muchos observadores cuando intervino para detener la ejecución de un convicto, que fue condenado a muerte por homicidio.
El príncipe Turki bin Talal medió entre el convicto y la familia de la víctima y logró convencer a la familia para que perdonara al asesino de su hijo y, por tanto, lo liberara de la pena de muerte, informó el periódico saudí Muwatin.
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El príncipe Bin Talal dijo que un liderazgo sabio implica garantizar que se haga justicia, pero también promueve el perdón.
La ley saudí estipula el castigo por delitos, incluida la muerte. La Sharia islámica permite cancelar una sentencia de muerte dictada en un contexto de venganza si la familia de la víctima decide renunciar a su derecho de que se ejecute el castigo.