El nuevo primer ministro de Sudán, Abdalla Hamdok, prestó juramento el miércoles como líder de un gobierno de transición, y prometió dar prioridad a la consecución de la paz y a la solución de la crisis económica del país, según informa Reuters.
El nombramiento del reconocido economista se produjo cuando el general Abdel Fattah al-Burhan, el jefe saliente del consejo militar, prestó juramento como líder del nuevo Consejo Soberano, que gobernará el país durante tres años hasta que se celebren unas elecciones, después de décadas de gobierno autocrático.
"El eslogan profundamente arraigado de la revolución, "libertad, paz y justicia", conformará el programa del período de transición", dijo Hamdok a periodistas en una conferencia de prensa en la capital, Jartum.
Burhan y otros oficiales militares derrocaron al veterano líder Omar Hassan al-Bashir en abril, como respuesta a meses de protestas por las dificultades económicas y la dictadura.
Mientras que los sudaneses celebraron la caída de Bashir, también presionaron para que se entregara el poder a los civiles durante un período turbulento de protestas y violencia, incluida una ofensiva contra un campamento de protesta frente al Ministerio de Defensa, que según los médicos de la oposición mató a más de 100 personas en junio.
Estados Unidos, Gran Bretaña y Noruega celebraron el nombramiento de Hamdok, calificándolo de un momento histórico para Sudán e instaron a los militares a "comprometerse constructivamente" con el nuevo gobierno.
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"El nombramiento de un gobierno dirigido por civiles presenta la oportunidad de reconstruir una economía estable y crear un gobierno que respete los derechos humanos y las libertades personales", dijo la Troika, como se conoce a los tres países, en un comunicado conjunto.
La composición del Consejo Soberano de 11 miembros que administrará el país durante el período de transición, reemplazando así al consejo militar que se ha disuelto, se completó el martes, y consta de seis figuras civiles y cinco militares.
Nueve miembros del consejo tomaron juramento aproximadamente dos horas después de que Burhan prestó juramento el miércoles. El miembro final, Mohamed al-Hassan al-Taishi, tomará juramento en una fecha posterior no especificada, según dijo la agencia estatal de noticias SUNA.
Sin embargo, algunos miembros de la oposición y analistas expresaron su preocupación de que el acuerdo para compartir el poder no cumpla las expectativas en un país donde el ejército, respaldado por los islamistas, ha dominado durante décadas.
"Con el inicio del período de transición, hemos entrado en la fase más compleja, la fase de construcción y reforma", dijo Al-Rashed Saeed, portavoz de la Asociación de Profesionales Sudaneses, una parte clave de la coalición Fuerzas para la Libertad y el Cambio que negoció con el consejo militar.
Entre los militares que prestaron juramento se encontraba el general Mohamed Hamdan Dagalo, comúnmente conocido como Hemedti, jefe adjunto saliente del consejo militar. Hemedti se ha convertido en una fuerza política creciente en Sudán y algunos analistas dicen que espera convertirse en presidente.
Hemedti dirige las Fuerzas de Apoyo Rápido, un grupo paramilitar muy temido que tiene una fuerte presencia en Jartum y está acusado de atrocidades contra civiles en la guerra de Darfur. El gobierno de Bashir negó los cargos.
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Los representantes civiles en el consejo son en su mayoría figuras poco conocidas, incluido Rajaa Nicola Abdel Maseeh, un cristiano que fue el miembro civil elegido conjuntamente por el ejército y la coalición de la oposición.
Burhan, vestido con uniforme militar, juró ante el jefe del poder judicial en el palacio presidencial de Jartum. Los otros miembros juraron ante el jefe del poder judicial y Burhan por la tarde.
El Consejo Soberano, que celebró su primera reunión poco después de la toma de posesión de los miembros, ahora es la máxima autoridad del país, pero delegará en gran medida los poderes ejecutivos a un gabinete de ministros dirigido por el primer ministro.
La nominación de Hamdok para el cargo destaca la desalentadora tarea de reparar una economía maltratada por años de sanciones de Estados Unidos y por la mala administración del gobierno durante 30 años de mandato por parte de Bashir.
La escasez de moneda extranjera, que resultó en una crisis de efectivo y largas colas para conseguir combustible y pan, desencadenó las protestas que ayudaron a expulsar a Bashir.
Los dramáticos cambios en Sudán han recordado a los levantamientos de la Primavera Árabe, que se extendieron por muchos de los países de la región en 2011.
Esos levantamientos suscitaron la esperanza de reformas políticas y económicas en países como Egipto, donde el ejército se mantuvo al margen pacientemente y luego capitalizó la agitación para ampliar su influencia en la política.
El actual presidente de Egipto, Abdel Fattah al-Sisi, lideró el derrocamiento del primer presidente elegido democráticamente de su país, Mohamed Mursi –perteneciente a los Hermanos Musulmanes– en 2013 después de protestas masivas contra su gobierno.
Activistas de derechos humanos dicen que Sisi ha presidido la peor represión del país contra las libertades en su historia moderna. Él ha dicho que se necesitan medidas duras para erradicar el terrorismo.