Iraq anunció ayer que no se uniría a la Alianza Internacional para la Seguridad y Protección de la Navegación Marítima en el Golfo, y dijo que esta fuerza militar "complica la situación política y de seguridad".
En un comunicado, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores iraquí, Ahmed Al-Sahaf, dijo que Bagdad cree que la formación de cualquier fuerza militar para proteger las vías fluviales en el Golfo complicaría aún más la situación en la región.
"Debido al hecho de que la escalada entre Teherán y Washington ha tomado múltiples caminos, Iraq permanecerá neutral en esta escalada y enfatizará la necesidad de mantener la seguridad, el equilibrio y la estabilidad de la región".
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Al-Sahaf continuó: “Hacemos hincapié en nuestro apoyo a las soluciones para mantener la estabilidad y el equilibrio en la región y asumimos nuestro papel de respaldar el éxito de esta visión al negarnos a unirnos a cualquier eje militar destinado a asegurar la navegación marítima en el Golfo. Creemos que la seguridad marítima es responsabilidad de los países de la región”.
Hizo hincapié en que "Iraq toma en consideración sus intereses, la naturaleza de la región y los desarrollos que tienen lugar en ella", y destacó que "la región necesita promover una visión política común entre los países vecinos".
"Iraq planea convertirse en un punto de encuentro y atracción para las principales compañías de inversión, mientras se abre a las principales economías", explicó.
La negativa iraquí a unirse a la fuerza se produjo junto a los EAU anunciando que sí lo habían hecho, agregando sus fuerzas a las de Arabia Saudí, Bahréin, Australia, Estados Unidos, Reino Unido e Israel.