El primer ministro iraquí, Adel Abdul Mahdi, declaró el miércoles el toque de queda en Bagdad hasta nuevo aviso, después de que al menos siete personas murieran y más de 400 resultaran heridas durante dos días de protestas antigubernamentales en todo el país, según informa Reuters.
Se impusieron toques de queda en tres ciudades del sur, mientras que las tropas de élite antiterroristas abrieron fuego contra los manifestantes que intentaban asaltar el aeropuerto de Bagdad y que se desplegaron en la ciudad sureña de Nassiriya, después de que estallaran tiroteos entre manifestantes y fuerzas de seguridad, dijeron fuentes policiales.
"Todos los vehículos y las personas tienen totalmente prohibido moverse en Bagdad a partir de las 5 de la mañana de hoy jueves y hasta nuevo aviso", dijo Abdul Mahdi en un comunicado por escrito.
Los viajeros hacia y desde el aeropuerto de Bagdad, las ambulancias, los empleados del gobierno en los hospitales, los departamentos de electricidad y agua, y los peregrinos religiosos están exentos del toque de queda, según el comunicado. Depende de los gobernadores provinciales decidir si declarar el toque de queda en otro lugar.
Se impusieron toques de queda en Nassiriya, Amara y Hilla cuando aumentaron las protestas que comenzaron el martes por el desempleo, la corrupción y los deficientes servicios públicos.
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Las demandas del miércoles incluyeron la "caída del régimen" y los manifestantes incendiaron edificios gubernamentales y de partidos políticos en otras dos provincias del sur.
El lema, "el pueblo exige la caída del régimen", se popularizó durante los levantamientos de la Primavera Árabe de 2011.
Cinco personas fueron asesinadas el miércoles y más de 200 resultaron heridas en nuevos enfrentamientos por todo el país, la mayor muestra de ira pública contra el gobierno de Abdul Mahdi. Dos personas fueron asesinadas el martes.
La inestabilidad nacional, junto con las tensiones regionales, podría ser el último clavo en el ataúd del frágil gobierno de coalición de Abdul Mahdi, jurado como un compromiso entre facciones rivales tras unas elecciones no concluyentes.
"Estamos exigiendo un cambio, queremos la caída de todo el gobierno", dijo un manifestante en Bagdad que no quiso identificarse por temor a represalias.
Cualquier vacío de poder en Iraq, en caso de que el gobierno sea derrocado, podría suponer un desafío para la región, dado el estado de Bagdad como aliado tanto de Estados Unidos como de Irán, que están encerrados en un enfrentamiento político.
Los militantes del Estado Islámico también podrían aprovechar cualquier situación de caos y miles de tropas estadounidenses están estacionadas en el país en posiciones no muy alejadas de las de las milicias chiítas aliadas de Irán.
Las cinco muertes del miércoles incluyeron a dos manifestantes asesinados en Nassiriya. Un portavoz del Ministerio del Interior dijo que un niño murió cuando un manifestante arrojó una botella llena de gasolina contra un vehículo que transportaba civiles en Bagdad, y un manifestante murió en Amara. La quinta muerte fue la de un manifestante que murió a causa de las heridas sufridas el martes.
La policía y el ejército abrieron fuego y lanzaron gases lacrimógenos para dispersar a cientos de manifestantes en Bagdad. Los manifestantes bloquearon la carretera principal que conecta la capital con las provincias del norte de Iraq.
“¿Nuestras demandas? Queremos trabajar, queremos trabajar. Si no quieren tratarnos como iraquíes, díganos que no somos iraquíes y que encontraremos otras nacionalidades y migraremos a otros países”, dijo un manifestante en Bagdad.
El peor golpe fue el sur de Iraq, el corazón de la mayoría musulmana chiíta que, después de años de votar a lo largo de líneas sectarias, se está volviendo contra sus líderes políticos por no conceder empleos y servicios básicos.
Los manifestantes incendiaron edificios gubernamentales en Nassiriya, Amara y la ciudad sagrada chiíta de Najaf. En Kut, los manifestantes intentaron irrumpir en el edificio del municipio. Cientos estaban en las calles de Hilla y Diwaniya.
Miles de personas se reunieron en la ciudad rica en petróleo de Basora, pero las protestas fueron pacíficas. También hubo protestas pacíficas en Samawa.
Del mismo modo, se produjeron pequeñas protestas en las ciudades del norte de Kirkuk y Tikrit, así como en la provincia oriental de Diyala.
El acceso a Internet se cortó en gran parte de Iraq, dijo el observatorio de bloqueo de Internet NetBlocks.
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Abdul Mahdi presidió el miércoles una reunión de emergencia del consejo de seguridad nacional, que emitió un comunicado lamentando muertes y lesiones en ambos lados.
"El consejo apoya el derecho a protestar, la libertad de expresión y las demandas legítimas de los manifestantes, pero al mismo tiempo condena los actos de vandalismo que acompañaron a las protestas", dijo.
Todas las unidades militares fueron puestas en alerta máxima, dijo el Ministerio de Defensa.
Las fuerzas de seguridad bloquearon varias carreteras en Bagdad, incluido un puente que conduce a la Zona Verde fortificada, la cual alberga edificios gubernamentales y embajadas extranjeras.
En un intento por relajar la situación, Abdul Mahdi prometió el martes empleos para graduados. Dio instrucciones al Ministerio de Petróleo y otros organismos gubernamentales para incluir una cuota del 50% para los trabajadores locales en los contratos posteriores con empresas extranjeras.
Iraq, un país productor de petróleo, ha sufrido dificultades durante décadas desde el gobierno de Saddam Hussein, incluidos los años sujetos a las sanciones de la ONU hasta la invasión estadounidense de 2003 y la guerra civil que ésta desencadenó, y más tarde la batalla contra el Estado Islámico, que se declaró vencido en 2017.
La corrupción es generalizada y faltan servicios básicos como energía y agua.
El gobierno dijo el martes que 40 miembros de las fuerzas de seguridad resultaron heridos y al menos 11 más el miércoles.