Según un informe de Amnistía internacional publicado hoy, Turquía está enviando por la fuerza a refugiados sirios a un área de Siria cerca de la frontera, donde pretende establecer una "zona segura”, a pesar de que el conflicto allí no ha terminado.
Unos 3,6 millones de refugiados que huyeron de la guerra civil de ocho años de Siria ahora viven en Turquía, mientras Ankara declara que uno de los principales objetivos de su campaña militar recientemente lanzada en el noreste de Siria es proporcionar a dos millones de sirios un refugio seguro para regresar a su propio país.
Ankara dice que más de 350.000 refugiados sirios ya han regresado voluntariamente a su país.
En su informe, Amnistía dijo que los refugiados con los que había hablado se quejaron de ser amenazados o físicamente forzados por la policía turca, obligándoles a firmar documentos que indicaban que estaban regresando voluntariamente a Siria.
"En realidad, Turquía puso en grave peligro la vida de los refugiados sirios al obligarlos a regresar a una zona de guerra", dijo el grupo británico de derechos humanos.
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Amnistía dijo que creía que la cantidad de regresos forzados en los últimos meses era de cientos, según las entrevistas que realizó entre julio y octubre, pero dijo que pudo confirmar 20 casos.
Ankara no reaccionó de inmediato ante el informe de Amnistía, pero previamente negó haber enviado a ningún sirio a su hogar en contra de su voluntad.
En general, a los sirios deportados se les dice que no están registrados o que viven fuera de la provincia turca en la que están registrados, según el informe, y agrega que las personas también fueron deportadas de las provincias en las que se habían registrado.
Anna Shea, investigadora de los derechos de los refugiados y migrantes de Amnistía, dijo que Turquía merecía reconocimiento por haber acogido a tantos sirios durante muchos años, y agregó: "Pero no puede usar esta generosidad como una excusa para ignorar las leyes internacionales y nacionales deportando a personas a una zona de conflicto activa".
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