Un periódico saudí reveló el viernes que el gobierno del primer ministro Saad Hariri, el cual está supuestamente afiliado al reino, renunciará en las próximas 48 horas.
Okaz informó de fuentes no identificadas que afirman que Hariri formará un nuevo mini gobierno de 14 ministros, que no incluirá a ninguno de los ministros del gobierno actual.
"El nuevo gobierno que se formará no incluirá al ministro de Relaciones Exteriores, Gebran Bassil, ni al ministro del Interior, Raya El Hassan, sino que se limitará a los ministros tecnócrata, que serían capaces de restaurar la confianza interna y externa", informó el periódico.
Okaz agregó que sus fuentes confirmaron que "todas las partes han acordado este cambio, siempre que los ciudadanos puedan manifestarse en las plazas tras la renuncia del gobierno, al mismo tiempo que aseguran la apertura de todas las carreteras, especialmente las principales".
La familia de Hariri y el Movimiento Futuro que dirige están afiliados a Arabia Saudí; Hariri posee tanto la nacionalidad saudí como la libanesa.
Por noveno día consecutivo, varias ciudades en el Líbano han sido testigos de protestas y sentadas contra la intención del gobierno de imponer nuevos impuestos, incluido un aumento de impuestos sobre el valor agregado (de los bienes), en particular la imposición de 20 centavos por día (equivalente a 6 dólares por usuario al mes) en llamadas de WhatsApp y otras aplicaciones de teléfonos inteligentes. Poco después, el gobierno se retractó de la imposición de los nuevos impuestos, y las protestas evolucionaron para denunciar la corrupción generalizada, pidiendo el derrocamiento del actual régimen sectario y la celebración de elecciones parlamentarias anticipadas.
Estas protestas populares han paralizado el país al continuar cerrando bancos, escuelas y universidades mientras se cortan las carreteras principales del país.
El 21 de octubre, el gobierno de Hariri aprobó un conjunto de reformas para apaciguar a los manifestantes, incluida la reducción de los salarios de los diputados y ministros actuales y anteriores en un 50 por ciento, y la imposición de impuestos adicionales sobre las ganancias bancarias en respuesta a las protestas antigubernamentales. Sin embargo, el público ha rechazado estas medidas.
El discurso del presidente libanés, Michel Aoun, provocó el jueves más indignación en las calles y plazas del Líbano, debido a su mala calidad, considerándose "grabado y muy mal producido".
Aoun no propuso iniciativas ni ofreció concesiones o soluciones al statu quo, con el pretexto de sus limitados poderes presidenciales.
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