Egipto no renunciará a sus derechos al agua, dijo ayer el ministro de Relaciones Exteriores egipcio, Sameh Shoukry, refiriéndose a la Gran Presa del Renacimiento de Etiopía.
Hablando en el Parlamento árabe, Shoukry explicó que el problema de la presa añadía "un nuevo desafío al gobierno egipcio", señalando lo que describió como “un agravamiento de la situación" después del reciente rechazo de Etiopía a un informe de un asesor internacional.
"La seguridad nacional de Egipto es una parte integral de la seguridad nacional árabe y africana", subrayó.
El funcionario egipcio pidió a los gobiernos africanos "que animen a Etiopía para alcanzar un acuerdo justo y equilibrado que logre los intereses de los tres países involucrados [Egipto, Sudán y Etiopía]".
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Shoukri señaló que Estados Unidos (EE. UU.) había invitado a Egipto, Etiopía y Sudán a celebrar una reunión el 6 de noviembre para reanudar el debate sobre el tema de la presa.
A Egipto le preocupa que la Gran Presa del Renacimiento de Etiopía (GERD, por sus siglas en inglés), en construcción cerca de la frontera de Etiopía con Sudán, restrinja los suministros de aguas del Nilo, ya escasos, de los que depende casi por completo.
Después de años de conversaciones a tres bandas con Etiopía y Sudán, dice que ha agotado los esfuerzos para alcanzar un pacto sobre las condiciones para la gestión y el llenado de la presa.
Etiopía dice que la presa es crucial para su desarrollo económico y ha negado que las conversaciones entre los tres se hayan estancado, acusando a Egipto de intentar esquivar el proceso.