El próximo gobierno de Túnez debería centrarse en reformar la economía tambaleante y restablecer la esperanza entre los jóvenes frustrados, dijo el domingo el primer ministro designado, según informa Reuters.
Habib Jemli enfrenta el desafío de crear una coalición gobernante en Túnez, que cuenta con problemas económicos, después de que el moderado partido islamista Ennahda, que ocupó la mayoría de los escaños en las elecciones del mes pasado, lo eligiese como primer ministro el viernes.
El lugar de nacimiento de la Primavera Árabe, Túnez, es el único país que logró una transición pacífica a la democracia tras las revueltas de 2011, que eliminaron a los autócratas del poder en todo el norte de África y Oriente Medio.
Pero muchos gobiernos desde entonces no han logrado resolver los problemas económicos, incluida la alta inflación y el desempleo que ha generado descontento, especialmente entre los jóvenes.
"Será la última oportunidad para el proceso revolucionario", dijo Jemli. “Los tunecinos fueron lo suficientemente pacientes y los jóvenes están frustrados. Es hora de que puedan ver la esperanza y la luz al final del túnel".
Las prioridades serán combatir la inflación de precios y mejorar las condiciones de vida y los servicios públicos de los tunecinos.
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El desempleo se sitúa en alrededor del 15% debido al débil crecimiento, la baja inversión y la alta inflación de casi el 7%. La impaciencia está aumentando entre las instituciones crediticias, como el Fondo Monetario Internacional, que han ayudado a mantener a flote a Túnez y están presionando por reformas económicas.
Esos problemas, junto con el deterioro de los servicios públicos y una percepción pública de la corrupción gubernamental, llevaron a los votantes a rechazar el estamento político en las elecciones.
Jemli, cercano al partido Ennahda, comenzará el lunes las consultas con los partidos políticos para discutir el programa del gobierno y elegir ministros. Él espera que esto dure semanas.
Jemli sirvió como viceministro en el primer gobierno formado a finales de 2011, después de la caída del autócrata Zine El-Abidine Ben Ali a un levantamiento prodemocrático. Ennahda también dirigió ese gobierno.
Cualquier nuevo gobierno necesitará el apoyo de al menos otros dos partidos para comandar incluso la mayoría parlamentaria mínima de 109 escaños necesarios para aprobar la legislación.
Si Jemli no puede formar un gobierno dentro de dos meses, el presidente puede pedirle a otro que lo intente. Si eso falla y el punto muerto persiste, habrá otras elecciones.
"En lugar de disputas políticas sobre cargos y presidentes, se debe hacer hincapié en las reformas económicas, incluidas las reformas de las empresas estatales que enfrentan grandes dificultades", dijo Jemli.