El canciller ruso, Sergei Lavrov, pidió ayer a las fuerzas kurdas de Siria que cumplan con el acuerdo entre Rusia y Turquía sobre su retirada de la zona segura.
"Los líderes de los kurdos sirios deben cumplir con las obligaciones relacionadas con el memorándum ruso-turco sobre el noreste de Siria", dijo Lavrov a periodistas en la capital rusa de Moscú.
Advirtió a los kurdos contra lo que describió como "participar en prácticas sospechosas", y subrayó que depender del apoyo de Estados Unidos (EE. UU.) "no les traerá ningún beneficio".
Turquía y Rusia han respaldado a bandos opuestos en la guerra civil de ocho años de Siria. Aún así, han trabajado juntos en varios frentes para negociar acuerdos entre las fuerzas del presidente Bashar Al-Assad, apoyadas por Moscú, y la oposición, respaldada por Turquía.
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Los dos países acordaron en 2018 establecer una zona de desescalada en la ciudad de Idlib, en el noroeste de Siria, el último bastión rebelde importante que queda y el hogar de unos tres millones de sirios, algunos de los cuales huyeron de la violencia en otras partes del país.
Refiriéndose a las recientes afirmaciones de los kurdos de que Turquía rompería el acuerdo, el funcionario ruso señaló que su gobierno "no tenía información" al respecto.
Las fuerzas lideradas por Estados Unidos y los kurdos habían estado luchando juntos contra Daesh durante años, lo que permitió a los kurdos establecer un gobierno independiente en el este de Siria.
Pero las tropas estadounidenses se retiraron de la mayor parte del país en octubre, allanando el camino para la ofensiva de Turquía contra los kurdos. Rusia, que respalda al gobierno sirio, ayudó a negociar un alto el fuego.