El principal clérigo chiíta de Iraq, Ali Al-Sistani, pidió el viernes la formación de un nuevo gobierno lejos de la intervención externa.
Esta petición se incluyó en una declaración leída por su representante, el jeque Abdul Mahdi Al-Karbalai, durante el sermón de oración del viernes en la ciudad sureña de Karbala, citado por la Agencia Anadolu.
"Esperamos que la selección del nuevo primer ministro y los miembros del gobierno se realicen dentro del período constitucional y de acuerdo con las aspiraciones de los ciudadanos, lejos de cualquier interferencia externa", anunció Al-Karbalai, señalando que la referencia religiosa no es parte de cualquier discusión sobre esto y no tiene ningún papel de ninguna manera.
Al-Sistani parece estar refiriéndose a Irán en particular, ya que los medios locales iraquíes han estado circulando información sobre la presencia del líder del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán, Qasem Soleimani, en Iraq para discutir la formación del nuevo gobierno con los aliados de Teherán.
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El domingo, el parlamento iraquí aceptó la renuncia del gobierno de Adil Abdul Mahdi, en el contexto del llamado de Al-Sistani para que el parlamento reconsidere su apoyo y la presión de las protestas populares y los actos de violencia ocurridos desde principios de octubre.
El presidente de la república tiene que designar un candidato para formar el nuevo gobierno dentro de los 15 días posteriores a la renuncia del gobierno, y el primer ministro a cargo debe presentar su gobierno al parlamento en 30 días.
"Si el movimiento popular se expande, será una herramienta efectiva para presionar a los que están en el poder, pero el requisito previo para esto no es ser arrastrado a actos de violencia, caos y sabotaje", afirmó el representante de Al-Sistani.
Agregó que mantener las protestas pacíficas es responsabilidad tanto de las fuerzas de seguridad como de los manifestantes.
Instó a todos a "apoyar, respetar, elevar la moral y alentar a los oficiales de las fuerzas de seguridad a cumplir su función de mantener la seguridad y la estabilidad cuando sea necesario, a fin de evitar el caos y la inestabilidad del orden público".
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“Mientras condenamos, una vez más, todo lo que ha sucedido en días anteriores, incluido el asesinato de personas inocentes y el daño a propiedades privadas e instituciones públicas, hacemos un llamado a todos los afectados a tomar medidas legales para reclamar sus derechos", continuó Al- Karbalai en su lectura de la declaración de Al-Sistani.
También pidió a los órganos judiciales que "rindan cuentas y castiguen a todos aquellos que cometan un acto criminal de cualquier parte, de acuerdo con la ley".
Al-Sistani advirtió sobre "aquellos que están al acecho en el país y que buscan explotar las protestas que exigen reformas para lograr ciertos objetivos, que socavan los intereses superiores del pueblo iraquí y no se ajustan a sus valores inherentes".
Iraq ha sido testigo de protestas contra el gobierno y la élite política desde octubre, incluida la violencia a gran escala que mató a 460 personas e hirió a más de 17.000, según cifras de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
La gran mayoría de las víctimas fueron manifestantes que fueron asesinados en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y militantes de facciones chiítas pro-iraníes.
A pesar de la renuncia del gobierno de Adil Abdul Mahdi, una demanda clave de los manifestantes es la salida de la élite política que gobierna el país desde la caída del régimen de Saddam Hussein en 2003, acusados de corrupción y de malgastar fondos estatales.
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