Sudán no permitirá que la Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD, por sus siglas en inglés) perjudique a Egipto, dijo ayer el primer ministro sudanés, Abdalla Hamdok.
"Nuestra postura sobre la presa del Renacimiento es la misma que la de Egipto, y estamos con [Egipto] en cada paso", dijo Hamdok al diario local Al-Ahram.
Como Sudán se encuentra en medio entre Egipto y Etiopía, Hamdok enfatizó que cualquier impacto resultante de GERD "afectaría primero a Sudán".
Reiteró que los intereses de su país estaban "en consonancia con la visión de Egipto para la presa", y señaló que era "importante alcanzar un acuerdo conjunto entre los tres países".
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La operación de GERD, señaló el primer ministro sudanés, debe llevarse a cabo a través del "entendimiento mutuo y el intercambio de información entre los tres países".
"El aspecto más notable con respecto a la presa es su operación, que Etiopía considera una cuestión de soberanía", continuó Hamdok, respondiendo: "Nosotros [Sudán] no nos oponemos a eso".
Etiopía está construyendo una presa de 5.000 millones de dólares en el Nilo Azul, un afluente del río Nilo, cerca de la frontera con Sudán, y alega que el proyecto es necesario para proporcionar al país la electricidad que tanto necesita y que es crucial para su desarrollo económico. El gobierno etíope ha dicho que su objetivo era convertirse en el mayor exportador de energía del continente mediante la generación de más de 6.000 megavatios a través de la presa.
Egipto teme que el llenado del embalse de la presa restringiría los escasos suministros de agua del Nilo, de los cuales el país depende casi por completo. Sudán también está río abajo del proyecto.
No se ha logrado ningún avance tras varios meses de negociaciones entre los países involucrados, desencadenando el miedo a un conflicto militar entre El Cairo y Addis Abeba.