Decenas de manifestantes libaneses salieron ayer a las calles de la capital del país, el puerto de Beirut y la ciudad norteña de Trípoli, y reanudaron sus protestas tras la conclusión de las vacaciones de año nuevo.
En una manifestación en el puerto de Beirut que duró una hora, los manifestantes le dijeron a la Agencia Anadolu que estaban considerando el puerto como un "símbolo de corrupción".
Fuentes locales dijeron que los manifestantes habían bloqueado carreteras importantes al oeste de Beirut con contenedores de basura, pero las fuerzas de seguridad locales las reabrieron más tarde. Agregaron que el ejército libanés estaba "desplegando en gran medida tropas en el oeste de la ciudad capital".
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El Líbano está sufriendo su peor crisis económica, arraigada en décadas de corrupción y despilfarro estatal desde la guerra civil de 1975-1990, dejando las calles más oscuras y los centros comerciales más vacíos, con muchas tiendas y restaurantes desprovistos de clientes.
Desde el 17 de octubre, el país árabe ha sido testigo de protestas generalizadas, que exigen que aquellos que los manifestantes han descrito como "corruptos" rindan cuentas y que el dinero saqueado por el gobierno sea devuelto. Los manifestantes exigen un "gobierno de especialistas capaces de abordar la situación política y económica".