![Líder del movimiento sadri iraquí, Muqtada Al-Sadr [Twitter]](https://i0.wp.com/www.monitordeoriente.com/wp-content/uploads/2020/02/2018_5-10Moqtada-Al-SadrDHeDJV3XYAAmlCP.jpg?resize=1200%2C800&ssl=1)
Testigos presenciales declararon que los partidarios del líder del movimiento Sadri, Muqtada Al-Sadr, dispararon sus armas el jueves para dispersar a los manifestantes en la ciudad de Karbala, en el sur de Irak.
Los testigos también dijeron a la Agencia Anadolu que docenas de partidarios de Al-Sadr conocidos como "sombreros azules" irrumpieron en la plaza Al-Tarbiyah en el centro de la ciudad de Al-Tarbiyah y atacaron a los manifestantes.
Agregaron que los partidarios de Al-Sadr portaban porras y ametralladoras, y abrieron fuego al aire para dispersar a los manifestantes, mientraa se sucedían los enfrentamientos. Muchos manifestantes huyeron por miedo a morir.
Los testigos presenciales declararon además que los partidarios de Al-Sadr derribaron la plataforma donde los manifestantes solían expresar sus posiciones durante meses en la plaza Al-Tarbiyah.
Los miembros de los "sombreros azules" han lanzado una campaña organizada, desde el lunes, para dispersar a las multitudes de manifestantes en las ciudades y pueblos del centro y sur del país usando fuerza excesiva, siguiendo las órdenes de Al-Sadr.
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Once manifestantes fueron asesinados, y otros 122 resultaron heridos, el miércoles, durante el ataque de los partidarios de Al-Sadr a los manifestantes que protestaban en la "Plaza de los Sadristas" en el centro de Najaf, dijeron fuentes médicas y testigos presenciales de Anadolu.
Estos ataques se producen después de que los manifestantes rechazaron la asignación del ex ministro de Comunicaciones Mohammed Tawfiq Allawi, respaldado por Al-Sadr, el sábado, para formar el gobierno.
Desde principios de octubre de 2019, Irak ha sido testigo de protestas sin precedentes intercaladas con actos violentos que causaron la muerte de más de 600 personas, según el presidente iraquí Barham Salih y Amnistía Internacional.
Los manifestantes exigen un primer ministro honesto e independiente que no haya asumido altos cargos en el pasado y que no esté afiliado a partidos ni a otros países. También esperan la partida y la rendición de cuentas de todas las élites políticas, acusadas de corrupción y derroche de fondos estatales y que han gobernado el país desde la caída del régimen de Saddam Hussein en 2003.
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