Por primera vez, un avión israelí ha volado por el espacio aéreo sudanés, informó ayer Ynet News.
El avión despegó el lunes pasado desde Tel Aviv de Israel hacia la capital de Congo, Kinshasa, pasando por el Canal de Suez de Egipto, Eritrea, Etiopía, Kenia y Uganda, y pasó un total de siete horas en el aire. Sin embargo, el mismo avión regresó al aeropuerto Ben-Gurion de Tel Aviv a través de la República Centroafricana, Sudán y Egipto, con solo cinco horas y media de vuelo.
La medida se produce después de una reciente reunión entre el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y el presidente del Consejo de Soberanía de Sudán, Abdel Fattah Al-Burhan, en Uganda, donde acordaron permitir que los vuelos desde y hacia Israel utilicen el espacio aéreo sudanés.
"Mi reunión con el primer ministro Benjamin Netanyahu se celebró sin condiciones y en coordinación con Estados Unidos", dijo Burhan a los periodistas después de la reunión, subrayando que las conversaciones conjuntas entre los dos países "se detendrían si no hubiera resultados reales de ambas partes".
"La imagen de Sudán cambió mucho después de que me reuní con Netanyahu", dijo el líder sudanés.
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Los aviones israelíes solían sobrevolar Sudán en el pasado, con la condición de que debían detenerse en la capital jordana de Ammán u otro destino para que el vuelo no se registrara como israelí. El avión de la semana pasada no tenía un número de licencia israelí, pero aterrizó en Tel Aviv.
Las relaciones de Israel con los países árabes se han tensado durante décadas por la ocupación de Palestina. Nunca ha habido relaciones oficiales entre Israel y los países árabes, excepto Egipto y Jordania, que están vinculados con dos tratados de paz con Israel.
La reunión también se produjo en medio de las crecientes tensiones entre Israel y el mundo árabe e islámico tras el recientemente lanzado plan de paz de medio oriente de Estados Unidos.
El llamado "acuerdo del siglo" también fue rechazado por las Naciones Unidas (ONU). Dijo que el acuerdo no se elavoró junto con las directrices de la ONU, sino que es una imposición de la propia visión del presidente estadounidense Donald Trump de una solución de dos estados. El acuerdo también fue condenado por todas las partes palestinas.