La ministra egipcia de cooperación internacional, Rania Al-Mashat, está en conversaciones con el Fondo Kuwaití para el Desarrollo Económico Árabe (KFAED) para financiar la segunda fase de los proyectos de desarrollo en la Península del Sinaí de Egipto, informaron ayer los medios de comunicación locales.
Al-Mashat, que está actualmente de visita en Kuwait, dijo a los reporteros que los costos totales de construcción de los proyectos ascendían a 1.100 millones de dólares.
La ministra elogió lo que describió como "el importante papel de KFAED en el apoyo a los esfuerzos de desarrollo en Egipto".
Señaló que los proyectos incluían la construcción de cinco plantas de desalinización de agua de mar en el sur del Sinaí y otra en la provincia egipcia de Port-Said, una estación de agua potable en la ciudad septentrional de Arish en el Sinaí, una estación de drenaje de agua de mar y carreteras de tránsito y túneles en la provincia de Sharm El-Sheikh, en el Mar Rojo.
Mohammed Sadeqi, representante de la KFAED, dijo por su parte que la asociación de su organización con el gobierno egipcio era "muy profunda", y añadió que Kuwait estaba muy interesado en "apoyar la economía egipcia y ejecutar los proyectos de desarrollo del Sinaí en los sectores del transporte, el agua, la agricultura y la industria".
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En septiembre, el Presidente egipcio Abdel Fattah Al-Sisi aprobó un préstamo para un proyecto de construcción de cuatro plantas de desalinización de agua de mar en el Sur del Sinaí financiadas por el KFAED, con un costo total de 15 millones de dinares kuwaitíes (49,3 millones de dólares).
Egipto ha estado negociando miles de millones de dólares en ayuda de diversos prestamistas para contribuir a reactivar una economía azotada por la agitación política desde la revolución de 2011 y para aliviar una escasez de dólares que ha paralizado la actividad de importación y obstaculizado la recuperación.
En noviembre de 2015, Egipto obtuvo un préstamo de 12.000 millones de dólares a tres años del Fondo Monetario Internacional (FMI), que tenía por objeto reactivar la economía del país en dificultades, reducir la deuda pública y controlar la inflación, al tiempo que trataba de proteger a los pobres.