Turquía ha recibido un enorme impulso económico de Qatar. El Estado del Golfo rico en gas, rescatado por Ankara en 2017 cuando sus vecinos conspiraron para derrocar a la familia gobernante Al Thani, ha proporcionado un salvavidas a la economía turca, ofreciendo reforzar las reservas de divisas agotadas hasta en 10.000 millones de dólares.
El acuerdo significa que Turquía habrá triplicado su actual acuerdo de cambio de moneda local con Qatar hasta 15.000 millones de dólares; un acuerdo de cambio que se firmó por primera vez durante la crisis monetaria de Turquía en 2018.
Ali Bakeer, experto en las relaciones de Turquía con los países del Golfo, fue informado en el Financial Times describiendo el anuncio como "un acuerdo significativo", añadiendo que reflejaba la fuerza de la alianza entre Ankara y Doha, que han unido sus fuerzas en varias disputas regionales contra Arabia Saudí y sus aliados.
"Algunos expertos dicen que Turquía se está convirtiendo en una carga para Qatar", dijo Bakeer en referencia a la anterior ayuda de Qatar. "Pero desde la perspectiva de Qatar, no importa cuánto pueda costar [un acuerdo con] Turquía, siempre será más barato política y económicamente que permanecer solo en la región". Sin Turquía, Qatar estaría en una situación realmente crítica".
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Se dice que Ankara ha tenido pocas opciones sobre la mesa. Los miembros del grupo de países del G20 han estado vacilando en ofrecer asistencia a Turquía. Se dice que la Reserva Federal de los Estados Unidos, en particular, parecía reacia a prestar asistencia, a pesar de que había ampliado las líneas de intercambio a 14 países de todo el mundo.
La intervención de Doha, en ausencia de apoyo de las naciones del G20, subrayó la fuerza de la reciente alianza entre los dos países. El Presidente Recep Tayyip Erdogan envió tropas a Qatar en 2017, dos días después de que Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Egipto cortaran los lazos con Doha e impusieran un bloqueo.
La pandemia de coronavirus no podría haber llegado en peor momento para la economía turca. Ankara se encontraba en una situación económica precaria cuando el virus comenzó a propagarse por Europa. Casi dos años de debilitamiento de la moneda, una deuda elevada, la disminución de las reservas de divisas y el creciente desempleo significaban que COVID-19 amenazaba con infligir más daño a la economía del país.
Los pronosticadores predijeron un período difícil para los 82 millones de habitantes de Turquía. "Habrá tiempos difíciles en el futuro, porque Turquía ya estaba en una posición macroeconómicamente vulnerable antes de que el coronavirus golpeara", dijo Can Selcuki, director gerente de Istanbul Economics Research, a la CNBC hace casi seis semanas cuando el virus comenzó a propagarse.
El Presidente Erdogan ha adoptado una serie de medidas para reducir el impacto económico, entre ellas la obtención de un préstamo del Banco Mundial.