Jens Laerke, un portavoz de la oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, anunció en una declaración en Ginebra que: "Las organizaciones de ayuda en Yemen están operando sobre la base de que hay un brote en todo el país."
"Escuchamos de estas organizaciones que el Yemen está en el límite ahora. La situación es muy preocupante y están hablando de cómo el sistema de salud se ha derrumbado", añadió.
Laerke señaló que los trabajadores de socorro afirman que se han visto obligados a negarse a ayudar a la gente porque no tenían suficiente oxígeno médico ni suficientes suministros de equipo de protección personal.
Laerke también reveló que un vuelo que transportaba trabajadores de ayuda internacional aterrizó en Aden el martes después de abrir el espacio aéreo alternativamente, añadiendo que los ciudadanos yemeníes están haciendo la mayor parte del trabajo de campo.
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Asimismo, Médicos Sin Fronteras (MSF) reveló el jueves que el principal centro de tratamiento del coronavirus en el sur de Yemen, dirigido por la organización, detectó al menos 68 muertes en poco más de dos semanas.
MSF añadió que la cifra, que supera las cifras declaradas por las autoridades yemeníes hasta ahora, indica una catástrofe más amplia que se está produciendo en la ciudad.
Los últimos datos publicados por la Organización Mundial de la Salud revelaron que las autoridades yemeníes informaron a la organización de que habían detectado 184 casos y 30 muertes por el virus.
Sin embargo, según Laerke: "El número real es definitivamente mucho más alto".
Añadió que la ONU afirma que buscará recaudar 2.000 millones de dólares para Yemen para mantener los programas de ayuda en curso hasta el final del año.
El portavoz también afirmó que la ONU y Arabia Saudita serán anfitriones de una conferencia sobre promesas de contribuciones a través de Internet dentro de diez días: "Es vital que la comunidad internacional intensifique sus esfuerzos ahora y también en la conferencia de compromisos del 2 de junio porque nos dirigimos hacia un declive financiero".
"Si no aseguramos la disponibilidad continua de recursos financieros, estos programas, que salvan la vida de las personas y son absolutamente esenciales para combatir COVID-19, tendrán que ser suspendidos", expresó Laerke, "y entonces el mundo verá lo que puede suceder en un país que carece de un sistema de salud efectivo para combatir COVID-19, y no creo que al mundo le guste ver esa escena".