El funcionario político del Frente de Lucha Nacional Libio, Ahmed Gaddaf Al Dam, culpó a la OTAN y al Consejo de Seguridad de la ONU por la crisis política y las luchas en Libia, informaron las agencias de noticias el viernes.
Hablando con la Agencia de Noticias Sputnik de Rusia, Gaddaf Al Dam, primo del difunto dictador libio Muamar al Gadhafi, dijo que "lo que pasó en Libia se basa en una falsedad, y lo que se construye sobre la falsedad es vacío".
Dijo que la OTAN "destruyó un país que era una válvula de seguridad en el Mediterráneo desde el lado norteafricano", afirmando que los políticos libios instaurados por "los misiles de la OTAN no son legítimos, porque los misiles no le dan legitimidad a nadie".
El antiguo funcionario del régimen se refiere al gobierno libio apoyado internacionalmente y con sede en Trípoli.
Gaddaf Al Dam continuó: "Los países occidentales están tratando de tener a sus agentes para controlar a Libia porque el sistema legal en Libia no fue derrocado por los libios. El sistema legal, la policía, el ejército, los servicios de seguridad, los escritores, los periodistas y las tribus han estado resistiendo a la OTAN y a sus aliados, para que sean retirados del poder".
LEER: Las tribus de Libia demandan a Haftar ante la CPI por la masacre de civiles
Afirmó que el gobierno de Trípoli "no podrá dirigir un país" porque su "lealtad es hacia Occidente, y no hacia la patria", argumentando que sus funcionarios "llegaron en una fragata bajo protección extranjera".
Al mismo tiempo, afirmó que los funcionarios del gobierno libio no tienen ninguna idea de cómo dirigir Libia y que está compuesta por expatriados que no han vivido en el país durante años.
"Occidente", dijo, "no quiere resolver el problema... Maneja el conflicto y no quiere ponerle fin".
El ex funcionario libio, que vive en El Cairo, anunció su apoyo al comandante libio renegado Khalifa Haftar y a su ejército.
Recientemente, el gobierno de Trípoli, respaldado por Turquía, detuvo el ataque de hace un año a la capital por el ejército de Haftar, que está abiertamente respaldado por varios países árabes, entre ellos Egipto y los Emiratos Árabes Unidos, y abiertamente, al menos, por Rusia, Francia e Italia.