¿Existen acuerdos entre Turquía y Egipto en relación con el expediente de Libia? Esta fue la pregunta planteada por el colega periodista Taha Al-Essawi al Dr. Yasin Aktay, asesor principal del presidente turco y líder del Partido de la Justicia y el Desarrollo de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, con cautela y de manera que no se desvíe del expediente libio. El asesor de Erdogan reveló relaciones cálidas con Egipto que van más allá del expediente libio, aunque fue más abierto con respecto al pueblo, pero más reservado cuando se trataba del gobierno de Egipto.
Cabe señalar que durante su entrevista con Arabi21, Aktay hizo una distinción entre la posición del presidente Erdogan y la del Estado turco y sus instituciones. La verdad es que esta conversación no es nueva, ya que según las informaciones, este acercamiento está sobre la mesa desde finales de 2014 en los pasillos del partido y entre la oposición. La posición del partido se basa en una estrategia que Turquía adoptó en su momento (la filosofía de los cero problemas con los vecinos), mientras que la oposición utilizó la posición como un medio para atrapar a Erdogan y retratarlo como si no se preocupara por los intereses económicos de Turquía, ya que los dos países tienen intereses que pueden desarrollarse, lo que beneficiará al pueblo.
No obstante, las declaraciones de Yasin Aktay fueron ampliamente difundidas por los medios de comunicación occidentales, y recordaron las declaraciones anteriores del presidente turco sobre las conversaciones entre los servicios de inteligencia de su país y los de Egipto, como medio para confirmar la posición de la administración turca. El objetivo es, por supuesto, calmar a la región en este momento para que el actual proceso de normalización se desarrolle sin problemas, por un lado, y por otro, calmar lo que Francia quiere encender en Oriente Medio, en cuyo centro se encuentra Libia, antes de volver a escalar en el frente griego. También parece haber una oportunidad para desactivar la crisis en la casa de la OTAN en Bruselas, incluso con las maniobras que Turquía o Grecia están llevando a cabo con Francia. Por un lado, Erdogan parece estar retrocediendo, aunque esto último es insignificante, ya que la política es el arte de las maniobras y la flexibilidad de moverse entre las casillas del tablero de ajedrez.
Mientras tanto, el ministro de Asuntos Exteriores de Egipto, Sameh Shoukry, comentó la entrevista de Aktay y si el gobierno egipcio tiene condiciones para pasar página con Turquía. Observamos los intentos de promover las declaraciones del asesor del presidente Erdogan y poner a Turquía en la posición de retirarse o tratar de complacer. Shoukry dijo que el gobierno que él representa monitorea las acciones, no las conversaciones y declaraciones, y que si las declaraciones no están de acuerdo con las políticas, entonces no importan. Así, y con razón, la diplomacia egipcia fue capaz de marcar un gol contra las declaraciones de los medios de comunicación turcos que requieren más deliberación.A pesar de ello, se pueden leer las palabras del asesor del jefe del partido gobernante en Turquía como un intento de llevar al régimen egipcio al cuadrado del acercamiento relativo y distanciarlo relativamente del eje emirato-francés, por lo menos en el expediente libio, y luego con el tiempo en el expediente del Mediterráneo oriental.
LEER: Turquía advierte sobre la militarización de la isla desmilitarizada de Grecia
Las presiones a las que se enfrentan los dos países son demasiado grandes y complejas para que se enfrenten en una confrontación en la que ambas partes serán las perdedoras en una larga batalla de desgaste que hará que el mundo entero sufra una crisis económica aplastante. En el plano interno, ambos países deben alejarse de lo que puede debilitar sus posiciones, en lo que respecta a las crisis que les esperan a la luz de la nueva ola del coronavirus y la recesión que la acompaña.
Para Turquía, un enfrentamiento a gran distancia geográfica significa un mayor desgaste, y es mejor que ahorre su energía para las maniobras políticas y militares con sus enemigos históricos. Incluso con esta postura, Turquía intenta crear cautelosamente la calma para no perder a sus aliados occidentales. La decisión de Turquía de retirar su buque de exploración energética en el Mediterráneo oriental es una señal de reducción de la tensión con Grecia, lo que significa que Turquía no quiere caer en una trampa tendida por Francia y América y de la que se benefician los Emiratos Árabes Unidos e Israel.
La pregunta sigue en pie: ¿Puede el acercamiento de Turquía al gobierno egipcio llevar a la plena reconciliación y normalización?
No hay una respuesta inequívoca a este respecto, pero la victoria de Turquía sobre el intento fallido de golpe de Estado en 2016, y el hecho de que se hable de la participación tanto de los Emiratos Árabes Unidos como de los gobiernos egipcios en él, de una forma u otra, y la oscura historia de Turquía con los golpes, hace que su legitimación del gobierno egipcio, que tomó el poder en el golpe de 2013, sea algo difícil de creer. Esto es especialmente cierto dado el estereotipo que el Partido de la Justicia y el Desarrollo ha tratado de pintar en la imaginación del pueblo árabe y musulmán, que incluye la defensa de la verdad y la ayuda a los vulnerables.
Este artículo apareció por primera vez en árabe en Arabi21 el 15 de septiembre de 2020
Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.