Palestina registró ayer 426 nuevos casos de coronavirus y ocho muertes, según el ministro de salud palestino Mai Al-Kailah.
Anunció que 321 palestinos de la Ribera Occidental ocupada han dado positivo en las pruebas de la enfermedad y que se han registrado cinco muertes en las últimas 24 horas.
En Gaza, donde la pobreza es extrema y se carece de infraestructura, se han confirmado 37 nuevas infecciones, mientras que se informó de 68 personas afectadas por la enfermedad, junto con tres muertes en Jerusalén oriental.
En la Franja de Gaza viven dos millones de palestinos en ciudades, pueblos y campamentos de refugiados situados en una superficie de 360 kilómetros cuadrados, cuyas fronteras están selladas por los vecinos israelíes y egipcios.
Las autoridades han impuesto un toque de queda total o parcial en toda la Franja de Gaza desde el 24 de agosto, tras el diagnóstico del primer caso de COVID-19 en la comunidad.
Desde entonces, el bloqueo se ha suavizado parcialmente, pero las escuelas, mezquitas y otras instalaciones públicas siguen cerradas. También está en vigor un toque de queda nocturno.
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En un comunicado de prensa, Al-Kailah identificó a cinco de las ocho víctimas mortales como un hombre de 61 años de edad de la ciudad de Ash-Shuyukh, al noreste de Hebrón, un hombre de 88 años de edad de la ciudad de Hebrón, una mujer de 54 años de edad de Belén, una mujer de 77 años de edad de Qalqilya y un hombre de 78 años de edad de Ramallah. Los tres restantes eran de la Jerusalén Oriental ocupada.
Según la agencia de noticias Wafa, Al-Kailah añadió que 696 pacientes con coronavirus se han recuperado en los territorios ocupados, incluidos 319 casos de recuperación en Jerusalén en los últimos dos días.