Maya Husseini, la primera artista libanesa consagrada en la vidriería, perdió 30 años de trabajo en la explosión de Beirut, la mayor explosión de la historia del Líbano que devastó la capital el 4 de agosto.
"No me atreví a mirar los daños. Durante 4 o 5 días, no fui a trabajar."
Su teléfono estaba repleto de llamadas y mensajes, mientras que personas decepcionadas cercanas a ella compartían fotografías muy tristes de su trabajo destrozado en millones de pedazos por todo Beirut.
Docenas de muestras del trabajo de Husseini fueron reducidas a escombros y metal arrugado. El prominente Museo Sursock de Beirut, por ejemplo, que solía brillar con sus coloridos vitrales, fue destruido.
La destrucción de un edificio en concreto fue el que más daño le hizo a Husseini, Catedral de San Luis Capuchino del siglo XIX, cuyas ventanas tardó dos años en terminar. De las 39 ventanas, sólo tres sobrevivieron a la explosión. Ella cree que algunas obras de arte no pueden ser reparadas o replicadas al nivel de lo que solían estar, pero espera que la restauración de las piezas rotas de Beirut devuelva algo de color a la ciudad.
Husseini es una cristiana maronita practicante que iba a la iglesia regularmente cuando era niña y se inspiró en su padre quien construyó iglesias y escuelas religiosas en todo el Líbano. Explicó que al principio de su carrera, era difícil trabajar con hombres líderes de la iglesia porque tener una mujer en este campo era raro. Los sacerdotes dudaban en contratarla porque, tradicionalmente, los artistas de vitrales eran hombres ya que se requiere un gran esfuerzo físico.
La explosión de agosto arrasó con los barrios y sus iglesias, y muchas catedrales de la lista de Husseini fueron destruidas, como la iglesia de San José en Gemmayze en la que trabajó en 1992. Saint-Antoine-de-Padoue en Sin el-Fil quedó devastada y con los vidrios de colores destrozados por la onda expansiva.
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"Fue entonces cuando me desplomé".
Husseini había estado trabajando para ayudar a restaurar los daños resultantes de la guerra civil del Líbano de 15 años (1975-1990) y esperaba que éste fuera su último año de trabajo y pudiera jubilarse a los 60 años. Sin embargo, ahora sus planes han cambiado ya que está decidida a reconstruir Beirut de nuevo.
"Estoy físicamente cansada, pero no me permitiré parar. Tengo una misión. Quiero arreglar todo lo que se perdió en la explosión".