La participación en las elecciones parlamentarias de Egipto fue de sólo el 28,06%, anunciaron las autoridades el domingo, lo que refleja la apatía de los votantes en medio de la extrema represión política del país.
Las elecciones de octubre se consideraron una conclusión anticipada con los 598 escaños dominados por los partidarios del General Abdel Fattah Al-Sisi.
La comisión anunció que al menos un millón de los 9,07 millones de votos que se emitieron eran nulos, pero no dio ninguna razón de por qué.
Mientras los egipcios se dirigían a las urnas, el gobierno pidió a 45.000 organizaciones benéficas de todo el país que proporcionaran autobuses para transportar al menos a 100 votantes a las cabinas de votación en medio de las acusaciones de corrupción y fraude electoral.
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El Partido del Futuro de la Nación (NFP), que respalda a Al-Sisi, solicitó listas de personas pobres que reciben beneficios de estas organizaciones benéficas y tomó fotos de sus tarjetas de identidad, lo que llevó a los comentaristas a sospechar que las utilizarían para falsificar las elecciones.
La participación fue ligeramente superior a la de las elecciones al Senado de agosto, en las que sólo el 14,23% de la población acudió a votar.
Tras las elecciones a la Cámara de Representantes, las autoridades egipcias amenazaron con remitir a 54 millones de personas a los fiscales por no presentarse.
A fines de julio varios partidos firmaron una declaración en la que anunciaban que boicotearían las elecciones debido a la imposibilidad de que fueran libres y justas y que, en cambio, estarían concebidas para garantizar el éxito del NFP.
Un prominente parlamentario y un abogado cercano al gobierno revelaron que el gobierno vendía los escaños del parlamento a precios exorbitantes.