El éxito de la guerra con drones llevada a cabo por Turquía y Azerbaiyán es motivo de preocupación para Europa y debería obligarla a considerar sus opciones, ha advertido un alto funcionario político y analista del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR).
En el análisis escrito por Gustav Gressel, señaló que la victoria de Azerbaiyán sobre Armenia en el renovado conflicto de la región de Nagorno-Karabaj ofrece "lecciones claras sobre lo bien que puede defenderse Europa".
Durante ese conflicto de 44 días, en el que Armenia y sus milicias sufrieron la pérdida de miles de tropas y vehículos militares, uno de los principales factores decisivos que otorgaron a Azerbaiyán su superioridad fueron los aviones teledirigidos turcos utilizados por los militares azerbaiyanos.
Esos aviones teledirigidos, junto con los métodos de guerra desarrollados mediante su utilización en otros frentes, permitieron a Azerbaiyán capturar la estratégica ciudad de Shusha y forzar la rendición de Armenia el 9 de noviembre, lo que condujo al acuerdo de alto el fuego negociado por Rusia que devolvió el territorio a Bakú.
Gressel declaró que en lugar de descartar ese conflicto como "una guerra menor entre países pobres", Europa debía tomar conciencia de la amenaza que representaba la guerra de aviones teledirigidos turcos utilizada por Azerbaiyán. Incluso razonó que la mayoría de los ejércitos de los Estados europeos "lo harían tan miserablemente como el ejército armenio".
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En el último decenio, Turquía ha desarrollado de manera espectacular su tecnología de aviones teledirigidos para superar los embargos de armas y las restricciones que le han impuesto países con un largo historial de guerra con aviones teledirigidos como los Estados Unidos. Esas restricciones a la tecnología de los aviones teledirigidos impulsaron a Turquía a crear su propia industria de fabricación de aviones teledirigidos, lo que dio lugar a aviones teledirigidos como los de Bayraktar y Anka-S.
En particular, los aviones teledirigidos TB2 de Bayraktar fueron los que causaron estragos en las fuerzas del régimen sirio a principios de este año como represalia por la matanza de 34 soldados turcos, y que también contribuyeron a ayudar al Gobierno libio a derrotar la ofensiva del mariscal de campo Khalifa Haftar en Trípoli y a hacer retroceder sus fuerzas en el verano.
Los aviones teledirigidos, que utilizan la guerra electrónica mientras llevan a cabo las tareas habituales de reconocimiento y vigilancia, también han podido piratear los sistemas de radio y de mando del enemigo para recoger información o emitir avisos. También son capaces de interferir los sistemas de defensa aérea rusos utilizados en esos frentes.
La tecnología y la guerra de los aviones teledirigidos de Turquía se consideraron tan eficaces que el propio secretario de defensa británico los calificó de "un cambio de juego" y un experto en seguridad de los Estados Unidos los calificó de "inéditos".
Gressel concluyó su análisis revelando que "ningún ejército europeo tiene un sistema de defensa aérea blindado de alta resolución con capacidad de fusión de sensores o de trama para proteger su propio blindaje". Sólo Francia y Alemania disponen de dispositivos de interferencia (de corto alcance) contra los drones y de medios de protección de las bases" que podrían defenderse y contrarrestar los drones turcos. "Eso debería hacerles pensar - y preocuparse".