Un informe del Instituto para la Democracia de Israel ha revelado niveles espantosos de racismo entre los ciudadanos judíos del país. Llamado el Índice de Democracia, el informe 2020 del think tank ha sido publicado después de que un importante grupo de derechos humanos calificara a Israel como un estado de apartheid. El instituto encontró que casi la mitad de la población judía del país apoya la idea de tener comunidades étnicamente separadas.
El informe, que se ha publicado anualmente durante los últimos 18 años y que fue presentado al Presidente Reuven Rivlin, encontró que sólo el 54% de los judíos rechazan la idea de que los árabes y los judíos de Israel vivan en comunidades separadas para preservar sus respectivas identidades nacionales. En cambio, el 77% de los ciudadanos árabes israelíes -que constituyen el 20% de la población total- se oponen a que haya comunidades racialmente segregadas.
Las actitudes racistas más arraigadas se pusieron de relieve en la respuesta de los encuestados a una pregunta sobre el trabajo en diferentes comunidades. Mientras que el 93% de la población palestina del país dijo que estaba dispuesta a trabajar en comunidades judías, sólo el 41% de los judíos dijo que estaba dispuesto a hacer lo contrario.
Asimismo, dos tercios de los encuestados judíos (67%) dijeron que estaban dispuestos a trabajar bajo un supervisor árabe, mientras que una gran mayoría de los encuestados palestinos (92%) están dispuestos a trabajar para un supervisor judío. "Hay un segmento del público judío en Israel que está interesado en la integración con el público árabe, y otro segmento que busca la separación", concluyó el informe.
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También se expresaron actitudes racistas sobre la toma de decisiones políticas. Tres cuartas partes de los judíos israelíes creen que las decisiones cruciales en materia de paz y seguridad deben contar con una mayoría judía. Esta cifra es más sorprendente cuando se desglosa en grupos políticos. Hasta el 87% de la derecha israelí, que ha ganado todas las elecciones israelíes desde 2009, quiere que la población judía del país mantenga su monopolio sobre esas decisiones.
En cuanto a las cuestiones relativas a la integración social, una gran mayoría (81%) de los ciudadanos palestinos de Israel y una pequeña mayoría (57%) de los judíos creen que los ciudadanos no judíos quieren ser parte integrante de la sociedad israelí.
La imagen de racismo que se presenta en la encuesta refuerza la conclusión de B'Tselem de que Israel es un Estado de apartheid. El grupo de derechos humanos más prominente de Israel llegó a esta conclusión en un nuevo documento de opinión la semana pasada con un artículo de seguimiento en The Guardian por el director ejecutivo Hagai El-Ad.
"Somos el grupo de derechos humanos más grande de Israel - y estamos llamando a esto apartheid" dijo El-Ad en el artículo, argumentando que el estado sionista estaba "trabajando para avanzar y perpetuar la supremacía de un grupo de personas - judíos - sobre otro - palestinos".
Siguiendo la conclusión de B'Tselem, The Guardian también publicó un editorial donde parecía conceder a regañadientes que el apartheid ya no era una "profecía" acerca de hacia dónde se dirigía Israel sino una "descripción" de la realidad actual.