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Siria e Israel entre Biden y Putin

El presidente sirio Bashar Al-Assad en Damasco, Siria, el 11 de febrero de 2016 [JOSEPH EID/AFP/Getty Images].

Israel ha estado hablando de los comentarios de Siria, que indican el deseo de Damasco de normalizar las relaciones con el Estado judío. Mientras tanto, fuentes sirias de Ankara hablaron de una reunión patrocinada por Moscú en la base aérea de Khmeimim, entre Ali Mamlouk con Gadi Eisenkot. Damasco negó la noticia de la reunión, reafirmó que los Altos del Golán siguen ocupados y confirmó su posición de apoyo al derecho de autodeterminación de los palestinos.

Sin embargo, la declaración de Serguéi Lavrov del martes y su mensaje a sus "colegas israelíes", "si tenéis datos de que vuestro Estado se enfrenta a amenazas desde el territorio sirio, informad de los hechos urgentemente y tomaremos todas las medidas para neutralizar la amenaza", plantea la cuestión de qué piensa el Kremlin sobre las relaciones sirio-israelíes. Incluso puede arrojar más luz sobre la dinámica de la relación ruso-iraní en Siria y sus alrededores.

No es ningún secreto que la época en la que Moscú necesitaba la presencia militar y de la alianza iraní en Siria ya ha pasado. El Kremlin ha anunciado anteriormente que el tiempo de las grandes batallas en Siria ha terminado, y que los destinos del norte, el este y el oeste de Siria se decidirán en la mesa de negociaciones, no en los campos de batalla. Tampoco es un secreto que la presencia israelí en cielos sirios no habría continuado durante todo este tiempo y no habría llegado al nivel de matar y demoler instalaciones iraníes (y aliadas), sin que Rusia hiciera la vista gorda, algo que nadie niega.

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Por otra parte, las conversaciones y artículos de James Jeffrey en los que se resume la estrategia de Washington en Siria fueron bien acogidos por el Kremlin, en el sentido de que confirman la aceptación de Washington de dejar Siria en manos de Rusia y apoyan la idea de la retirada de las fuerzas estadounidenses, turcas e iraníes de Siria en el marco de un acuerdo definitivo. Jeffrey también señaló que Washington sigue adoptando la postura de no pedir la salida de Bashar Al-Assad, sino que le pide que rectifique su comportamiento aflojando sus lazos con Irán y sus aliados. Teniendo en cuenta todo esto, es lógico imaginar que Moscú podría haber pensado en la idea de abrir canales de comunicación entre Al-Assad e Israel, ya que esto se alinea completamente con la dirección general de su política en la región.

Moscú siempre ha rechazado la idea de convertir el sur de Siria en un segundo sur del Líbano y no acepta la teoría de la "resistencia y la confrontación" y de un frente y un eje unificados. Es partidario de integrar a Siria en la acción política encaminada a lograr un acuerdo árabe-israelí y no quiere que Damasco se quede atrás en las consideraciones que se reavivaron con el planteamiento de la administración Biden en la región. Es lógico suponer que Moscú cuenta con que Damasco sea su puerta de entrada para participar como socio en el proceso de paz de Oriente Medio.

Sin embargo, este enfoque está bloqueado por una serie de grandes obstáculos, ya que Damasco no puede proceder a la paz con Israel sin recuperar los Altos del Golán, como dijo Al-Assad. Se trata de un asunto muy embarazoso y tira de la última cubierta del régimen. También se exige a Al-Assad que rompa la alianza con Irán y sus aliados como preludio a la normalización de las relaciones con la comunidad internacional y el regreso a ella. La Unión Europea exigirá hoy a Al-Assad, y Biden mañana, más avances internos, como la participación de la oposición restante en el gobierno, la apertura de espacios públicos y la relajación de su férreo control sobre los opositores. Se enfrentará a retos que pueden ser minimizados en teoría, pero que son muy difíciles en la práctica, aunque no imposibles en un futuro previsible.

Rusia teme el "atolladero económico" de Siria: la reconstrucción y el retorno de los refugiados. Es consciente de que la comunidad internacional no proporcionará la ayuda necesaria a Damasco sin que éste cambie sus posiciones y alianzas. Además, Al-Assad es consciente de que la política de "asfixia económica" no es menos peligrosa que la amenaza militar a la que se enfrentaba en los primeros años de la crisis. ¿Creemos en la narrativa de los "canales traseros" y en el intercambio de mensajes que tiene lugar a través de estos canales en relación con las condiciones y contra-condiciones para cualquier acuerdo, ya sea sirio-sirio o sirio-israelí?

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Traducido de Addustour, 20 de enero de 2021

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

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