Desde que Amr Hisham asumió el cargo de jefe de investigaciones de la prisión el 4 de febrero, continúan las violaciones contra las mujeres en la prisión de Al Qanater, informa la organización de derechos humanos We Record.
A principios de este mes, Hisham trasladó por la fuerza a las detenidas Maha, Aya, Riman, Dawlat y Lua'ya del ala que alberga a los presos políticos a la que alberga a los condenados por delitos.
Esto eleva a 11 el número de mujeres trasladadas a la fuerza dentro de la prisión por Hisham, todas ellas presas políticas.
La noticia llega poco después de que la periodista Solafa Magdy describiera haber sido agredida sexualmente en repetidas ocasiones en la prisión de Al Qanater.
Solafa fue golpeada hasta que sufrió una fuerte hemorragia vaginal y fue despojada de toda su ropa y arrastrada por el suelo.
Solafa y su marido fueron detenidos en noviembre de 2019 como parte de una represión de gran alcance para frenar las protestas de septiembre convocadas por el denunciante Mohammed Ali.
En noviembre del año pasado, We Record documentó varias violaciones sin precedentes en el interior de la prisión de mujeres de Al-Qanater, incluyendo al inspector jefe golpeando y agrediendo a las detenidas.
En ese momento también se trasladó a otras cinco detenidas al pabellón penal y se les confiscó la ropa, los medicamentos, la comida y las bebidas.
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La administración penitenciaria les ha impuesto restricciones de visita.
El Observatorio Euromediterráneo de Derechos Humanos informó de que la prisión no respeta "las normas mínimas de la vida humana" ni "cumple las condiciones mínimas para el tratamiento de los presos".
En enero se informó de que la salud de la presa política Abeer Najad se estaba deteriorando a causa de un presunto contagio de coronavirus, el primer caso registrado en la prisión de mujeres de Al Qanater.
Fue el jefe de investigaciones, Amr Hisham, quien la trasladó al pabellón de personas pendientes de casos de tráfico de drogas y le quitaron la ropa.
La familia de Abeer dijo que, cuando la visitaron, tenía la cara hinchada, le faltaba el aire, había perdido el sentido del gusto y del olfato y se sentía aletargada.
No se le ofreció una prueba de coronavirus