La Casa Blanca ha negado que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, haya desairado intencionadamente al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, al no incluirlo hasta ahora en una primera ronda de llamadas telefónicas a líderes extranjeros desde que asumió el cargo el mes pasado, informa Reuters.
La falta de contacto directo entre el presidente demócrata y el veterano mandatario derechista ha alimentado las especulaciones en Israel y entre los expertos de Oriente Medio de que la nueva administración podría estar señalando su descontento por los estrechos lazos que Netanyahu forjó con el predecesor de Biden, el ex presidente Donald Trump.
"Está deseando hablar con el primer ministro Netanyahu", dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, a los periodistas en una sesión informativa diaria cuando se le preguntó cuándo llamaría Biden. "Puedo asegurar que será pronto, pero no tengo una hora o plazo específico".
Preguntada por si el retraso de una llamada de cortesía de Biden tenía como objetivo faltar al respeto al líder israelí. Psaki dijo: "No es una falta de respeto intencionada. El primer ministro Netanyahu es alguien que el presidente conoce desde hace tiempo". Biden, dijo, estaba "deseando tener dicha conversación".
Israel es uno de los aliados más cercanos de Washington. Tanto Trump como su predecesor, Barack Obama, bajo el cual Biden fue vicepresidente, hablaron con Netanyahu a los pocos días de asumir el cargo.
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Biden ya ha llamado a varios líderes extranjeros, entre ellos los de China, México, Gran Bretaña, India, Francia, Alemania, Japón, Corea del Sur y Rusia.
El propio Netanyahu ha restado importancia a la idea de que se le haya menospreciado.
Mientras que Netanyahu estaba casi en sintonía con Trump en cuanto a la política de Oriente Medio, podría tener relaciones más frías con Biden, quien ha sido considerado durante mucho tiempo en Israel como un amigo en Washington, pero él y Netanyahu, en alguna ocasión, no se han mirado a la cara.
Netanyahu utilizó su vínculo con Trump en las últimas elecciones para pregonar su capacidad de mantener a Estados Unidos alineado con sus políticas. Pero con las cuartas elecciones de Israel en dos años previstas para el 23 de marzo, puede que ya no tenga ese lujo político.