El gobierno tunecino confirmó un paso positivo el pasado jueves, después de que una llamada telefónica entre el primer ministro Hisham Mechichi y el presidente de la República, Kais Saied, aliviara la tensión entre ambos jefes de Estado tras la reciente crisis por la remodelación del gobierno.
Durante la conversación telefónica, Mechichi dio las gracias al presidente después de que el emir de Qatar, el jeque Tamim Bin Hamad Al-Thani, respondiera positivamente a la petición de Saied de aplazar la ejecución del ciudadano tunecino Fakhri Al-Andalusi, hasta estudiar una pena alternativa.
La noticia de la condena a muerte de Al-Andalusi suscitó una gran polémica en Túnez, ya que el acusado fue acusado del asesinato de un soldado qatarí, mientras que su familia insiste en su inocencia.
Salim El-Tessawi, asesor del primer ministro a cargo de los asuntos sociales, reveló en declaraciones a la emisora de radio tunecina Jawhara FM: "La llamada telefónica fue un paso muy positivo que partió de un hecho parcial que podía ensombrecer a toda la población", y añadió que: "Los tunecinos de hoy necesitan algo que los una y no los divida".
El-Tessawi también consideró que la llamada "ha contribuido a romper la barrera psicológica que se ha levantado recientemente entre las dos partes", subrayando que: "La situación actual requiere audacia y valor para afrontar los problemas del país".
El 15 de febrero, Mechichi anunció la destitución de cinco ministros que serán sustituidos por otros funcionarios que asumirán los puestos vacantes hasta que se forme el nuevo gobierno.
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La tensión se intensificó entre Saied y Mechichi después de que este último anunciara el 16 de enero una remodelación del gobierno, que incluía 11 carteras ministeriales de 25, y diez días después de que el parlamento la aprobara.
Sin embargo, Saied se negó a invitar a los nuevos ministros a jurar su cargo, por considerar que la remodelación estaba viciada por "violaciones".
Las relaciones entre Saied y el primer ministro sufrieron una transformación radical, pasando de una relación cordial y de cooperación a un estado de tensión y hostilidad, a pesar de que el presidente nombró a Mechichi, que no fue propuesto por ningún partido político tras la dimisión del ex primer ministro Elyes Fakhfakh.
Osama Oweidat, miembro del buró político del Movimiento Popular, reveló a Arabic Post que: "El motivo del desacuerdo entre los jefes de Estado es que Mechichi se puso en contra del presidente de la república, que lo eligió para dirigir el gobierno".
Oweidat añadió: "Mechichi se ha vuelto contra todas las directrices del presidente, primero al cambiar la forma de gobierno, de un gobierno de ministros independientes a uno político, y segundo cuando no adoptó un programa social destinado a acelerar la solución de la crisis social que se agrava en Túnez."
Continuó: "Se suponía que el gobierno de Mechichi sería el segundo gobierno del presidente tras la dimisión de su primer gobierno (dirigido por Fakhfakh), pero Mechichi priorizó sus intereses personales y optó por mantenerse en el poder coordinándose con un cinturón político parlamentario que le impuso una remodelación de su gabinete en la que se incorporaron personalidades corruptas y representantes de determinados partidos. Mechichi eligió la seguridad para sí mismo, no la seguridad para Túnez".