Estados Unidos ha pedido a Arabia Saudí que renuncie a su estatus de país "en desarrollo" en la Organización Mundial del Comercio (OMC), que confiere al Reino un trato especial en las negociaciones económicas.
"Arabia Saudí es un actor rico e influyente en la economía mundial", dijo Washington en una declaración en la OMC. La organización, con sede en Ginebra, está llevando a cabo su tercera revisión de las políticas y prácticas comerciales del Reino, un proceso que concluirá mañana.
Las objeciones a la designación de Arabia Saudí como país en desarrollo tienen que ver en parte con el hecho de que también es miembro del G20, un foro de las mayores economías del mundo. Riad acogió la reunión del G20 celebrada online en noviembre.
Las "disposiciones de trato especial y diferencial" que le confiere su estatus en la OMC incluyen plazos más largos para reducir los aranceles y un mayor acceso a las oportunidades comerciales.
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Sin embargo, en la OMC no existen definiciones de países "desarrollados" y "en desarrollo". Los miembros anuncian por sí mismos si son "desarrollados" o "en desarrollo". Los demás miembros pueden impugnar la decisión de cualquier Estado que pretenda beneficiarse de las disposiciones disponibles para los países en desarrollo.
La finalidad de las disposiciones de distinto estatus es garantizar que todos los miembros de la OMC salvaguarden los intereses de los países en desarrollo. El objetivo es ayudarles a integrarse en la economía mundial.
"Pedimos a Arabia Saudí que deje de buscar un trato especial y diferenciado en las negociaciones actuales y futuras con la OMC", dijo Estados Unidos en su declaración. "Al dar este paso, Arabia Saudí contribuiría significativamente a garantizar que la OMC siga siendo un foro viable para negociaciones comerciales significativas".
Estados Unidos también planteó el tema de la piratería, en lo que parece ser un reproche para los saudíes por el caso beoutQ. En 2018 Riad se enfrentó a una demanda de 1.000 millones de dólares tras ser acusada de "infringir el derecho internacional" en relación con el streaming de eventos deportivos cuyos derechos de emisión eran propiedad del grupo mediático catarí beIN. La delegación estadounidense instó al Reino a mejorar su protección de la propiedad intelectual y expresó su preocupación por la privacidad de los datos y las revisiones previstas de su impuesto especial sobre las bebidas.