Israel demolió ayer por 184ª vez la aldea beduina árabe-israelí de Al-Araqeeb, en la región del Negev.
A pesar del frío, las fuerzas de ocupación israelíes irrumpieron en Al-Araqeeb, donde viven 22 familias palestinas, y destruyeron sus propiedades improvisadas, hechas de madera, plástico y chapa ondulada.
El pueblo fue demolido por última vez el 17 de febrero y es la tercera vez que Israel arrasa el pueblo desde el comienzo del año.
La aldea fue arrasada por primera vez en julio de 2010, y cada vez que los residentes de Al-Araqeeb reconstruyen sus tiendas y pequeñas casas, las fuerzas de ocupación vuelven a arrasarlas, en ocasiones varias veces al mes.
Situada en el desierto del Néguev (Naqab), la aldea es una de las 51 aldeas árabes "no reconocidas" de la zona y es constantemente objeto de demolición ante los planes de judaización del Néguev mediante la construcción de viviendas para nuevas comunidades judías. Las excavadoras israelíes han demolido todo, desde los árboles hasta los depósitos de agua, a pesar de ello, los residentes beduinos han intentado reconstruirlo siempre.
Los beduinos del Néguev deben cumplir las mismas leyes que los ciudadanos judíos israelíes. Pagan impuestos pero no disfrutan de los mismos derechos y servicios que los judíos en Israel y el Estado se ha negado repetidamente a conectar los pueblos a la red nacional, al suministro de agua y a otros servicios vitales.
OPINIÓN: ¿Pondrán las elecciones israelíes de este mes fin a la era Netanyahu?