Chipre se ha visto desbordado a la hora de acoger a los solicitantes de asilo y a los inmigrantes, y necesita el apoyo de sus socios de la Unión Europea, dijo el viernes un funcionario del gobierno, según informa Reuters.
La isla del Mediterráneo oriental, que hasta ahora había sido ignorada como ruta migratoria, ha experimentado un aumento de las llegadas irregulares en los últimos cuatro años. El jueves, un organismo europeo de vigilancia de los derechos humanos pidió a Chipre que investigara los informes sobre los intentos, a veces violentos, de ahuyentar a los inmigrantes en el mar, una práctica prohibida internacionalmente. Nicosia ha negado las acusaciones.
"Chipre es un país que recibe los mayores flujos de entrada en porcentaje de su población, con el riesgo de que se produzcan cambios demográficos", dijo el portavoz adjunto del gobierno, Viktor Papadopoulos, en una rueda de prensa.
"La capacidad de la República de Chipre para acoger a estas personas se ha agotado".
Las autoridades sostienen con frecuencia que los solicitantes de asilo han alcanzado el 4 por ciento de la población total de Chipre, que es de unos 850.000 habitantes, en las zonas controladas por el gobierno reconocido internacionalmente, una cifra que, según los grupos de derechos, es muy exagerada.
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Dicen que Chipre podría estar citando cifras acumuladas de dos décadas, desde que abrió los procesos de asilo en 2002. También distorsiona una situación en la que las personas pueden haberse integrado en la sociedad, haber abandonado la isla o haber muerto, dicen.
"No es correcto", dijo Corina Demetriou, experta en derechos humanos. "Esto (el 4%) es una inflación muy burda de la cifra".
Según los datos del servicio de asilo de la isla, Chipre -un país con la mitad del tamaño de Gales- recibió 7.094 solicitudes de asilo en 2020, lo que supone un descenso de casi la mitad respecto a 2019.
Muchos llegan a través de una porosa "línea verde" -el legado de un alto el fuego de 1974 después de una invasión turca tras un breve golpe de Estado respaldado por Grecia- que divide la isla en un norte turcochipriota y un sur grecochipriota reconocido internacionalmente.
El gobierno chipriota ha adoptado una línea cada vez más dura con los solicitantes de asilo. Cuando a principios de este mes se colocó una alambrada en un punto ciego de la línea verde, un funcionario dijo que Chipre tenía una cultura y una seguridad que debían salvaguardarse.
Hasta el pasado noviembre, la misma administración ofrecía a los extranjeros ricos la ciudadanía a cambio de una inversión de 2 millones de euros. Se vio obligada a retirar el programa tras revelarse que era susceptible de abusos.