El Ministerio de Asuntos Exteriores de Egipto expresó ayer su enfado por el uso por parte de funcionarios etíopes de "lenguaje soberanista" en sus recientes declaraciones sobre la presa del Gran Renacimiento Etíope (GERD).
"Es lamentable que los funcionarios etíopes utilicen el lenguaje de la soberanía en sus discursos sobre la utilización de los recursos de un río transfronterizo [el Nilo]", declaró a la prensa el portavoz del ministerio, Ahmed Hafez, subrayando que los ríos internacionales son una "propiedad común de los países ribereños".
El ministro etíope del Agua, Seleshi Bekele, dijo el miércoles que su país completaría la segunda fase de llenado de la presa "durante la próxima temporada de lluvias en julio" y que esto no se pospondría "de ninguna manera".
"No es admisible extender la soberanía sobre los ríos internacionales ni tratar de monopolizarlos", subrayó Hafez.
El funcionario egipcio reiteró que los recursos naturales deben utilizarse "para servir a los pueblos de los países que los comparten sobre la base de las normas del derecho internacional, las más importantes de las cuales son los principios de cooperación, equidad y no daño".
LEER: Reacción positiva a la mediación cuatripartita sobre el expediente de la presa del Renacimiento
Señaló que las declaraciones de Addis Abeba reflejaban una "ausencia de voluntad política de la parte etíope para negociar con el fin de alcanzar una solución a la crisis de la presa del Renacimiento", reafirmando que el país africano pretendía "imponer un hecho consumado a Egipto y Sudán".
"Esto es algo que Egipto rechaza por la amenaza que supone para los intereses de los pueblos egipcio y sudanés y por el impacto de tales medidas unilaterales en la seguridad y la estabilidad de la región", señaló Hafez.
El Cairo, Jartum y Addis Abeba llevan mucho tiempo manteniendo conversaciones sobre el llenado y la explotación del GERD, una disputa que aún no se ha resuelto, incluso después de que el embalse situado detrás de la presa comenzara a llenarse en julio.
Egipto, que obtiene más del 90% de su escasa agua dulce del Nilo, teme que la presa pueda devastar su economía y reducir su cuota anual de agua.