En un discurso televisado el 11 de marzo, el presidente argelino Abdelmadjid Tebboune disolvió la Cámara Baja del Parlamento, la Asamblea Nacional Popular, desencadenando nuevas elecciones legislativas. Sin embargo, no especificó la fecha de las mismas. La Constitución del país establece que los comicios deben celebrarse en los tres meses siguientes a la disolución de la Asamblea Nacional. Ese plazo podría prorrogarse otros tres meses si, por cualquier motivo, no se pudieran celebrar elecciones la primera vez. Así, si todo va según lo previsto, es probable que las elecciones se celebren el 12 de junio de este año.
La actual asamblea fue elegida en 2017 para un mandato de cinco años que finaliza el año que viene, pero el presidente quiere que se vote antes para acelerar las reformas que ha emprendido desde que asumió el cargo hace casi dos años.
Al mismo tiempo, el presidente Tebboune ha ordenado la liberación de unos 60 activistas. La mayoría fueron encarcelados entre febrero de 2019 y el año pasado, por organizar y participar en el Movimiento Hirak Rif -protestas masivas sin líderes que estallaron en toda Argelia el 22 de febrero de 2019, pidiendo una revisión completa del sistema político del país.
El discurso de Tebboune tuvo un tono conciliador en un intento de ganarse a los activistas de Hirak al anunciar una remodelación del gobierno que vio a cinco ministros perder sus puestos por "bajo rendimiento". También elogió al movimiento declarando que "Hirak ha salvado a Argelia", enviando un mensaje anticorrupción, una de las principales reivindicaciones de Hirak, al mantener al ministro de Justicia en su puesto. Al ministro Belkacem Bagmati se le atribuye la feroz campaña anticorrupción contra la vieja élite asociada al ex presidente Abdelaziz Bouteflika.
Tebboune ganó las elecciones presidenciales de 2019 prometiendo una nueva asamblea nacional, la lucha contra la corrupción, transparencia y responsabilidad. Estas son algunas de las principales reivindicaciones del Movimiento Hirak.
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Como presidente, promete ahora unas elecciones "libres de corrupción" gestionadas por la autoridad electoral independiente del país sin ninguna interferencia, "ni siquiera del presidente". Para animar a las nuevas generaciones a participar en la política, les promete ayudas económicas para cubrir los gastos de las campañas electorales.
A principios de este mes entró en vigor la tan esperada ley electoral, que allana el camino para que los jóvenes argelinos se presenten libre y fácilmente a las próximas elecciones nacionales y limita la influencia del dinero político. El nuevo proyecto de ley prohíbe la incitación al odio y todas las donaciones extranjeras a las campañas políticas, en un esfuerzo por erradicar la corrupción electoral. Sin embargo, el proyecto de ley exime las contribuciones financieras de los expatriados argelinos siempre que estén dentro de ciertos límites. Limita la contribución individual a un máximo de 400.000 DZD, es decir, menos de 3.000 dólares.
Las elecciones legislativas de 2017 se vieron empañadas por acusaciones de fraude propiciado por personas adineradas, algunas de las cuales acabaron en la cárcel debido al intento del presidente de limpiar la élite política eliminando la influencia de la vieja guardia y de los antiguos funcionarios corruptos. Estas medidas de reforma llegaron justo un día antes del segundo aniversario del Movimiento Hirak, una clara maniobra para evitar las protestas callejeras.
Pero al día siguiente, el 22 de febrero, se conmemoró el aniversario con más marchas callejeras, que sólo se habían interrumpido el año pasado a causa de la pandemia de COVID-19, otra crisis que afronta Argelia.
A principios de este año, Tebboune promulgó las nuevas enmiendas constitucionales que limitan los mandatos presidenciales a dos períodos, al tiempo que recortan los poderes del presidente. Gran parte del poder ejecutivo recae ahora en el primer ministro y no en el presidente. Se trata de un cambio importante con respecto al sistema de seis décadas que otorgaba al presidente respaldado por los militares un poder casi absoluto sobre el ejecutivo.
La participación en las próximas elecciones legislativas, siempre que se celebren, será más bien un referéndum sobre las políticas de Tebboune y sobre el propio hombre. Se trata de un presidente que llegó al cargo en unas elecciones boicoteadas públicamente, en medio de acusaciones de fraude y en un ambiente político muy cargado. El próximo voto a su favor es una bienvenida dosis extra de legitimidad política.
Las elecciones presidenciales de 2019 que ganó Tebboune tuvieron una participación históricamente baja. Solo el 40% de los votantes con derecho a voto se molestaron en emitirlo, gracias al boicot de los ciudadanos. Se calcula que solo votaron seis de cada diez electores con derecho a voto. Entonces, como hoy, el país estaba sumido en el descontento público y en manifestaciones casi diarias. La principal reivindicación de Hirak ha sido siempre la renovación completa de todo el sistema político, acabando con la vieja élite político-militar que dominaba Argelia desde su independencia en 1962.
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Tebboune, para sus propias elecciones, prometió más oportunidades de trabajo para los jóvenes menores de 30 años, que constituyen más de la mitad de la población del país. El presidente pasó gran parte de su primer año de mandato entrando y saliendo del hospital para recibir tratamiento contra el COVID-19. Ahora intenta recuperar el tiempo perdido acelerando su agenda.
A pesar de carecer de liderazgo, de un plan político preciso y de una visión clara, el Movimiento Hirak logró forzar el cambio en la política argelina, que de otro modo sería estática. La constitución enmendada, por ejemplo, no podría haberse gestado de no ser por el Movimiento Hirak y el impulso que creó en la política del país. La nueva ley electoral y el fuerte impulso anticorrupción sólo habrían sido posibles gracias al rechazo constante de los ciudadanos al statu quo.
Uno de los grandes problemas a los que se enfrenta Argelia en la actualidad es la elevada tasa de desempleo, especialmente entre los jóvenes y los que buscan trabajo por primera vez. Se calcula que el año pasado el desempleo entre los jóvenes rondaba el 30%. Se trata de una cuestión complicada de abordar, dada la actual desaceleración económica a causa de la pandemia.
Todavía está por ver si el presidente Tebboune será visto como el salvador de Argelia o como otra figura disfrazada de apoyo militar en las próximas elecciones. Los próximos comicios también pondrán a prueba sus habilidades políticas. Un área clave que ciertamente le preocupa es la economía y las cifras de desempleo.
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