Un joven de 15 años detenido en Egipto ha intentado suicidarse al no poder soportar más las condiciones de su encarcelamiento.
Fuentes confirmaron a la Red Egipcia de Derechos Humanos que Abdullah Boumediene, del norte del Sinaí, se tragó un gran número de pastillas después de pasar tres años alejado de su familia.
Boumediene, originario de la ciudad de Arish, fue detenido el 31 de diciembre de 2017 cuando sólo tenía 12 años y desapareció por la fuerza dentro del edificio de las Fuerzas de Seguridad Nacional en Arish.
Fue trasladado entre el edificio de la Seguridad Nacional y la comisaría de policía Katiba 101.
Boumediene compareció el 2 de julio de 2018 en el edificio de la Fiscalía de la Seguridad del Estado en El Cairo, donde fue investigado sin la presencia de un abogado por su presunta participación en la adhesión a un grupo ilegal y por colaborar en la colocación de artefactos explosivos.
Desde aquí fue trasladado al Departamento de Policía de Azbakeya, en El Cairo, donde estuvo detenido durante tres meses en régimen de aislamiento, donde fue torturado.
Según la ley egipcia, se supone que los niños no deben ser detenidos con los adultos, sin embargo, a menudo se les mantiene juntos en celdas abarrotadas y sin suficiente comida.
En diciembre de 2018, Boumediene recibió una orden de liberación después de que un tribunal de menores de Abbasiya dictaminara que debía ser liberado.
Cuando Boumediene llegó a la comisaría de Al-Arish, el agente de seguridad se negó a liberarlo y, en su lugar, lo deportó a la sede de la Seguridad Nacional en Arish, donde volvió a ser torturado.
Su padre también desapareció hace dos años y hasta ahora se desconoce su paradero. Su hermano mayor, Abdulrahman, fue asesinado extrajudicialmente por el régimen, según la Red Egipcia de Derechos Humanos (ENHR).
A pesar de que existen varias leyes para proteger a los niños en Egipto, éstos siguen siendo encarcelados en condiciones terribles.
El año pasado, la fiscalía egipcia dictaminó la detención de 79 niños de entre 10 y 15 años durante las escasas protestas antigubernamentales.
Algunos fueron trasladados desde Nuweiba, en el Alto Egipto, en un viaje de 14 horas hasta la capital y no tuvieron acceso a su familia, a un abogado o a atención psicológica.
La detención a una edad tan temprana puede tener efectos devastadores en el futuro de un niño. Los niños presos sufren de TEPT, ansiedad, depresión, pensamientos suicidas y pesadillas continuas.