Los periodistas egipcios Solafa Magdy y su marido Hossam Al-Sayyad han salido de la cárcel y se han reunido con sus familias.
En una foto que circula ampliamente por internet, se puede ver a la pareja sonriendo con su hijo Khaled.
El 26 de noviembre de 2019, Solafa, su marido y otro amigo fueron detenidos en un café de El Cairo y acusados de difundir noticias falsas y de unirse a un grupo prohibido en la época de las protestas de septiembre convocadas por el denunciante egipcio Mohammed Ali.
Por desgracia, su amigo Mohammed Salah, que fue detenido con ellos, aún no ha sido puesto en libertad.
Egipto es uno de los tres países que más periodistas encarcela en todo el mundo, junto con Turquía y China, y ha reprimido en repetidas ocasiones a los reporteros y eliminado la libertad de expresión.
Solafa fue galardonada con el Premio al Valor en el Periodismo 2020 y está especializada en los derechos de las minorías y las mujeres, los refugiados y el acoso sexual en Egipto.
En febrero, el abogado de Solafa presentó una denuncia ante el fiscal general de Egipto para decir que su cliente había sido agredida física y sexualmente en repetidas ocasiones mientras estaba en prisión.
En una de las agresiones la golpearon hasta que sufrió una fuerte hemorragia vaginal, la despojaron de su ropa y la arrastraron por el suelo.
Amnistía Internacional puso en marcha una campaña para pedir la liberación de Solafa e instó a los activistas a que enviaran llamamientos al fiscal general egipcio exigiendo su liberación inmediata e incondicional.
Las autoridades también pusieron ayer en libertad al periodista y opositor Khaled Dawoud, que estuvo detenido durante más de 20 meses por sus críticas al gobierno.
En Egipto hay unos 60.000 presos políticos que permanecen en condiciones inhumanas, en celdas superpobladas y con poco acceso a la luz solar.
Los presos políticos son torturados habitualmente y se les niega la atención médica como medida de castigo por hablar en contra del régimen.