Se ha producido un aumento del 300% en las ejecuciones en Egipto, que se ha convertido en el tercer país con más ejecuciones del mundo, según un nuevo informe sobre la pena de muerte publicado hoy por
El organismo de vigilancia de los derechos humanos registró 483 ejecuciones en 18 países durante 2020, un 26% menos que en 2019, la cifra más baja registrada en la última década.
A finales de 2020, al menos 28.567 personas estaban condenadas a muerte y se enfrentaban a la decapitación, la electrocución, el ahorcamiento, la inyección letal o el fusilamiento.
En Egipto se produjeron 57 ejecuciones sólo en octubre y noviembre de 2020, momento en el que Amnistía calificó las cifras de "espeluznante racha de ejecuciones."
Era el doble de las ejecuciones que se produjeron en Egipto en todo 2019.
Sólo en octubre de 2020 fueron ahorcados 15 presos políticos. El uso de la pena de muerte se ha disparado bajo el mandato del golpista convertido en presidente Abdel Fattah Al-Sisi.
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Los presos en Egipto suelen ser juzgados en juicios masivos y torturados para obtener confesiones que luego se utilizan como pruebas. Hay unos 60.000 presos políticos.
Cuatro de los cinco principales ejecutores son países de Oriente Medio.
Irán, Egipto, Irak y Arabia Saudí representan el 88% de las 483 ejecuciones registradas en todo el mundo en 2020, según el informe.
China es el primer verdugo del mundo, aunque los datos sobre la pena de muerte en ese país están clasificados como secreto de Estado.
En Arabia Saudí se produjo un descenso del 85% en las ejecuciones y en Irak del 50%.
Irán llevó a cabo al menos 246 ejecuciones y se situó en segundo lugar, por detrás de China. Tres de las personas ejecutadas en Irán eran menores de 18 años cuando presuntamente cometieron el delito.
Omán y Qatar llevaron a cabo sus primeras ejecuciones conocidas en años, según el informe de Amnistía.