Independientemente del bando que haya llevado a cabo el ataque con misiles en los alrededores del reactor nuclear de Dimona, al sur de Israel, ya sea Irán, Siria u otra parte, el bombardeo sigue suscitando críticas en el Estado de ocupación tras la incapacidad de su sistema de defensa de interceptar el misil, al tiempo que plantea un interrogante sobre las deficiencias de las capacidades militares del país en la región.
El atentado en las inmediaciones del reactor de Dimona, en el desierto del Néguev, puso de manifiesto la importancia de las amenazas de misiles a las que se enfrenta Israel, ya que decenas de miles de misiles de corto, medio y largo alcance pueden arrojar 500 toneladas de materiales explosivos en cualquier punto de Israel si se lanzan al mismo tiempo, es decir, una potencia de bombardeo que equivale a un ataque de 120 aviones de combate simultáneamente.
Al mismo tiempo, el ataque de Dimona ha revelado la debilidad más destacada que afecta al sistema de defensa israelí; el sistema Cúpula de Hierro, que solía interceptar los misiles con un alto nivel de precisión, no fue eficaz.
El ataque despertó la preocupación en Israel, ya que coincidió con el temor de que se produjeran ataques con misiles de crucero desde Irak, en el este, o Yemen, en el sur, temores que llevaron a Israel a someterse a una importante actualización que le permite contrarrestar los misiles de precisión lanzados por drones de baja altitud.
Los recientes enfrentamientos en la Franja de Gaza, en el frente sur, y la escalada de tensiones en el frente norte con Siria e Irán ponen de manifiesto los defectos de los sistemas de defensa israelíes. Estos acontecimientos demuestran que Israel no ha sabido prepararse para las amenazas inminentes.
Irán: El ataque con misiles cerca del reactor de Dimona es un mensaje para Israel
Todos estos posibles ataques están destinados a destruir un solo objetivo en Israel, que es el frente interno; de lo contrario, quién creería que una modesta resistencia palestina en Gaza podría paralizar la mitad de las capacidades de la ocupación, sin mencionar la posibilidad de una intervención de Hezbolá que introduciría misiles más pesados y fuertes y silenciaría a Tel Aviv con el lanzamiento de 1.500-2.000 misiles a diario.
Los israelíes ya no cuestionan el hecho de que su frente interno no está bien preparado para posibles ataques simultáneos de Hezbolá, las Brigadas Qassam en Gaza e Irán a través de Siria. Un acontecimiento así dejaría al Estado de ocupación incapaz de protegerse.
Dado que las facciones de la resistencia disponen de cientos de cohetes, los sistemas de defensa de Israel son costosos y lo dejarían necesitado de miles de millones de dólares para hacer frente a un ataque de este tipo.
A pesar del relativo éxito de la Cúpula de Hierro en los recientes enfrentamientos con las facciones palestinas en Gaza, no se puede confiar en ella cuando se enfrenta a Líbano, Siria o Irán. De hecho, la Cúpula de Hierro es una "cúpula que no cubre toda la cabeza", por eso los palestinos la llaman la "cúpula de seda".
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