A lo largo de los años se han detenido a varias personas en Irán acusadas de espiar contra el gobierno. El año pasado, las autoridades detuvieron a cinco iraníes acusados de trabajar para Israel, Gran Bretaña y Alemania. Fueron condenados y al menos dos recibieron penas de prisión. En julio de 2017, las autoridades detuvieron a diecisiete de sus ciudadanos y los acusaron de espiar para la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos. También se han formulado acusaciones de espionaje contra muchos iraníes en la diáspora, especialmente periodistas y trabajadores humanitarios.
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Simpatizantes sostienen una foto de Nazanin Zaghari-Ratcliffe durante una vigilia por la madre británico-iraní encarcelada en Teherán frente a la Embajada de Irán el 16 de enero de 2017 en Londres, Reino Unido [Chris J Ratcliffe/Getty Images].
Se ha criticado ampliamente a Irán por atacar a periodistas y trabajadores de ayuda humanitaria; se dice que Teherán está paranoico. Sin embargo, el programa de desarrollo nuclear de Irán ha sido una preocupación singular y es la razón de esta paranoia, ya que ha recibido muchas presiones para que ponga fin a su programa nuclear, principalmente por parte de Israel y Estados Unidos, que argumentan que un Irán nuclear supondrá una amenaza para la seguridad del Estado ocupante.
En los últimos tiempos, los países árabes, incluida Arabia Saudí, se han sumado al llamamiento para que Irán abandone sus planes nucleares. Los saudíes insisten en que cualquier acuerdo nuclear renegociado con Irán debe ser "más fuerte y más largo" que el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés) de 2015 para garantizar que "se impida a Irán adquirir armas nucleares o desarrollar las capacidades necesarias." Irán insiste en que su programa nuclear tiene únicamente fines pacíficos para aumentar su actual producción de energía.
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En consecuencia, la soberanía de Irán ha sido violada con frecuencia en los últimos dos años, principalmente, se cree, a manos de Israel. En agosto del año pasado, por ejemplo, se considera que agentes israelíes dispararon y mataron a Abu Muhammad Al-Masri en Teherán. Aunque los funcionarios iraníes afirman que fue a instancias de Estados Unidos, nadie -ni Estados Unidos, ni Israel, ni Al Qaeda- ha reivindicado públicamente la responsabilidad del asesinato. Este fue uno de los muchos incidentes en los que están implicadas potencias extranjeras que operan dentro de Irán.
Sin embargo, fue el asesinato en enero de 2020 de uno de los oficiales de más alto rango de Irán, el general Qassem Soleimani, el que indicó que no todo estaba bien con la preparación del país a la hora de hacer frente al espionaje. El jefe de la Fuerza Quds de élite de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica murió en un ataque de un avión no tripulado estadounidense cerca del aeropuerto internacional de Bagdad, en Irak. Este hecho provocó una gran explosión de ira en las calles de Teherán, con muchos llamamientos a la venganza y a las represalias. El entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reivindicó el asesinato de Soleimani. Al parecer, Israel proporcionó asistencia técnica e inteligencia. Según el Ministerio de Justicia iraní, un hombre identificado como Mahmoud MM pasó información sobre el paradero de Soleimani a la CIA y al Mossad de Israel a cambio de dinero. La Agencia de Noticias de la República Islámica (IRNA) afirma que pronto será ejecutado.
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¿Conducirá el asesinato de Qassem Soleimani a la guerra? - Caricatura [Sabaaneh/MonitordeOriente]
Además, está claro que hay personas dentro de Irán dispuestas a colaborar con potencias extranjeras contra su propio gobierno. En la mayoría de los incidentes ocurridos en Irán deben haber participado iraníes que trabajan en nombre de potencias extranjeras. Aunque Israel no habría podido llevar a cabo el ataque de Natanz sin ayuda interna, poco se sabe de quienes podrían haberla proporcionado.
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La gravedad del atentado de Natanz ha hecho que se pida una revisión de todo el sistema de investigación del personal de todas las instalaciones sensibles de Irán. Sin embargo, es poco probable que unos procedimientos de investigación más estrictos desalienten a los posibles colaboradores, a menos que se aborden la grave situación económica y las sanciones. Las condiciones económicas hacen que los iraníes estén dispuestos a trabajar contra el Estado a cambio de dinero.
Las actuales conversaciones en Viena para reactivar el JCPOA son importantes para Irán, ya que podrían conducir a la relajación de las sanciones y a la desesperada situación económica. Sin embargo, no se puede descartar la proliferación de movimientos democráticos y de los que piden reformas dentro de Irán cuando se busca a los que están detrás del aumento del espionaje contra el Estado. Cada vez es más evidente que mientras el gobierno y las autoridades de Teherán insistan en mantener el statu quo sociopolítico, la disposición de los iraníes a colaborar con las potencias extranjeras va a aumentar.
Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.