El ministro del Interior de Alemania ha declarado que los delitos de extrema derecha en el país han alcanzado un récord.
Los delitos de extrema derecha representan más de la mitad de todos los delitos de motivación política y están en su nivel más alto de los últimos 20 años, desde que la policía empezó a recopilar datos en 2001.
Horst Seehofer ha dicho que los delitos de motivación política son un problema creciente, con grupos que atacan a los inmigrantes, los refugiados, los alemanes negros, que exhiben símbolos nazis, que llevan a cabo ataques antisemitas y que atacan a los asiáticos.
Seehofer dijo que la delincuencia islamista era mayor que en años anteriores. El año pasado hubo 49 ataques más que en 2016, cuando las cifras se dispararon por la crisis de los refugiados.
"El extremismo de derecha es la mayor amenaza para la seguridad en nuestro país, ya que la mayoría de los delitos racistas son cometidos por personas de este grupo", dijo Seehofer.
También dijo que la violencia de la derecha había dejado un "rastro de sangre" en toda Alemania.
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En febrero del año pasado, el pistolero Tobias Rathjen disparó a nueve personas en un bar de shisha de Hanau conocido por ser frecuentado por personas no alemanas o de ascendencia no alemana, mató a su madre en su casa y luego se pegó un tiro.
Entre los muertos había turcos, un bosnio, un búlgaro, un ciudadano rumano y una mujer embarazada.
Rathjen colgó un manifiesto de 24 páginas en el que pedía la eliminación de varios países de Oriente Medio.
Ha habido otros ataques en Alemania contra refugiados sirios, incluido un incendio provocado. El hombre que sobrevivió presentó una denuncia contra la policía alemana por no considerar el motivo xenófobo de extrema derecha.
El lunes por la noche, se detuvo en Berlín a un hombre de 53 años que se cree que está detrás de más de 100 cartas antiextranjeras con amenazas de muerte enviadas a destacados alemanes.
El acusado firmaba sus cartas con NSU 2.0, en referencia a la célula terrorista neonazi National Socialist Underground, que ha matado a diez personas en atentados de motivación racial, entre ellas ocho turcos, un inmigrante griego y una agente de policía.
Ya ha sido condenado por delitos motivados por la ideología de derechas.