Jerusalén ha establecido un "nuevo equilibrio de poder político, público y sobre el terreno", anunciaba ayer el jefe del Buró Político de Hamás, Ismail Haniyeh, quien fue citado por Safa diciendo que los lazos entre Jerusalén y la asediada Franja de Gaza eran "fuertes y no cambiarán... Cuando Jerusalén llamó, Gaza respondió a la llamada", dijo.
"Hemos decidido continuar a menos que la ocupación [israelí] detenga todas sus formas de agresión y terror en Jerusalén y en la bendita mezquita de Al-Aqsa", continuó Haniyeh.
En la última semana se han intensificado los ataques israelíes contra los manifestantes palestinos que exigen el fin del desalojo forzoso de familias de sus hogares en la Jerusalén Oriental ocupada para dar paso a colonos ilegales. Las fuerzas de ocupación israelíes irrumpieron en la mezquita de Al-Aqsa en numerosas ocasiones, dispararon y maltrataron a los fieles palestinos mientras rezaban las oraciones nocturnas del Ramadán. En respuesta, las facciones de la resistencia dispararon cohetes contra Israel. El Estado de ocupación, que golpea continuamente la asediada Franja de Gaza durante todo el año, incrementó entonces sus ataques y arrasó numerosos bloques de viviendas, y mató a 35 palestinos, entre ellos diez niños. También han muerto cinco israelíes.
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Las autoridades de ocupación israelíes también han cerrado las aguas de pesca de Gaza y han bloqueado todos los cruces de entrada y salida de la Franja, aprisionando a sus dos millones de habitantes. Unas 60.000 personas se han visto afectadas por los cierres arbitrarios del mar. Informes anteriores han demostrado que al menos el 90% de los pescadores de Gaza viven por debajo del umbral de la pobreza.