Los expertos en derechos humanos de las Naciones Unidas han condenado la ejecución por parte de Egipto de Wael Mikhil (Padre Isaías), monje cristiano copto, el pasado 9 de mayo de 2021. Mikhil fue condenado por asesinato basándose en una supuesta confesión forzada.
En un comunicado de prensa publicado por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, los expertos confirmaron que Mikhil habría sido detenido arbitrariamente, juzgado, declarado culpable y condenado a muerte el 22 de abril de 2019 por el presunto asesinato de un abad en un monasterio.
"La ejecución se llevó a cabo en secreto, lo que constituye una grave violación de la dignidad inherente a la persona humana y, específicamente, viola la prohibición de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes", expresaron los expertos.
Según los expertos, Mikhil fue sometido a un trato discriminatorio en prisión antes de su ejecución. Se le impidió practicar rituales religiosos, se le prohibió asistir al servicio de misa semanal y reunirse con el sacerdote encargado del servicio penitenciario, a pesar de que este derecho está garantizado por la Constitución y la ley egipcias.
"La pena de muerte en los Estados retencionistas debe reservarse para los delitos más graves y sólo debe imponerse con extrema excepción. Sin embargo, la prevalencia con la que se ejecuta la pena de muerte en Egipto no demuestra que cumpla los requisitos más estrictos ni que avance hacia su abolición", subrayaron los expertos.
Según la información recibida por los expertos, este año ya se han producido más de 50 ejecuciones: 17 personas fueron ejecutadas en abril, 30 en marzo, seis en febrero y una en enero.
Los expertos de la ONU pidieron a las autoridades egipcias que pusieran fin al uso sistemático de la pena de muerte, incluso contra las minorías religiosas.