Gaza ha sufrido catorce años de bloqueo liderado por Israel, que ha tenido el efecto de una cuarentena forzada. Esto es algo a lo que el resto de nosotros ya está bien acostumbrado, gracias a la pandemia de coronavirus. ¿Ya te has aburrido de la cuarentena y de las restricciones en la vida cotidiana? ¿Y de la restricción de los viajes y las oportunidades de negocio? Los palestinos de la Franja de Gaza se han enfrentado a esto durante catorce largos años.
Durante ese tiempo se han producido numerosas ofensivas e incursiones militares israelíes a gran y pequeña escala. En la última, Israel destruyó bloques de pisos residenciales y de uso mixto, dejando a miles de personas sin hogar y a cientos sin trabajo. El ataque contra la población, mayoritariamente civil, se produjo tras la defensa de la mezquita de Al-Aqsa por parte de los grupos de resistencia y de los habitantes del barrio de Sheikh Jarrah de Jerusalén, que se enfrentan a la expulsión de sus hogares para dejar paso a los colonos ilegales israelíes.
Los israelíes también atacaron la infraestructura civil de Gaza. Volaron las líneas eléctricas y cortaron aún más el ya escaso suministro de agua. Incluso las carreteras que conducen al hospital Al-Shifa de la ciudad de Gaza fueron atacadas, lo que imposibilitó el paso de las ambulancias con heridos.
Según el autor y científico palestino Mazin Qumsiyeh, estamos asistiendo a un "genocidio a cámara lenta". Este experto en biodiversidad se dedica a formar a los palestinos más jóvenes en técnicas de agricultura y pesca utilizando recursos limitados en un espacio reducido. La ocupación dificulta incluso eso.
Según el Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (OOPS), el ochenta por ciento de la población de Gaza depende de la ayuda humanitaria. El cierre de los pasos fronterizos limita el acceso a la educación, el empleo y otras oportunidades, incluida la atención médica. Las instalaciones para suministrar agua potable y electricidad a los casi dos millones de palestinos del territorio costero dependen de materiales y repuestos que no pueden importarse debido al bloqueo.
Esta situación caótica creada por la ocupación israelí hace que Palestina atraiga poca Inversión Extranjera Directa (IED). El Informe sobre las Inversiones en el Mundo 2020 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo señala que la IED en Palestina supuso 176 millones de dólares en 2019, por debajo de los 252 millones recibidos en 2018.
Mientras tanto, algunas empresas privadas están compitiendo para ayudar en la reconstrucción de Gaza. Una de las iniciativas más importantes es la promovida por el enviado de Catar a Gaza, Mohammed Al-Emadi, que convenció a la compañía de gas Delek para que canalizara parte del gas natural de alta mar de Israel hacia una central eléctrica en la empobrecida Franja en 2019, en virtud de un contrato entre Delek y la Autoridad Palestina. Varios países apoyan esta iniciativa.
Disponer de un suministro eléctrico seguro ayuda a aliviar la grave situación económica y humanitaria de Gaza. Sólo hay una central eléctrica en el territorio y ésta depende del diésel de la Corporación Eléctrica de Israel, así como de Egipto, para la mayor parte de su energía. Además, Qatar compra cada mes unos 5 millones de dólares de combustible para la central eléctrica.
Por otra parte, Estados Unidos tiene previsto reabrir una misión en el Jerusalén ocupado para gestionar las relaciones con los palestinos, que había sido rebajada por la administración Trump. Washington también ha anunciado que la Casa Blanca de Biden pide al Congreso 75 millones de dólares de ayuda para los palestinos, incluidos 5,5 millones de dólares de ayuda inmediata para las labores de reconstrucción en Gaza. Se trata de una gota de agua en el océano si se compara con los 3.000 millones de dólares que Estados Unidos da a Israel cada año sólo en ayuda militar.
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Con la noticia de que Egipto va a destinar 500 millones de dólares a los esfuerzos de reconstrucción en la Franja de Gaza, las cosas parecen un poco más brillantes para los palestinos del enclave, pero se preguntan, con toda legitimidad, cuánto durará esto. Los países donantes han gastado miles de millones de dólares para reconstruir lo que fue destruido por Israel en 2014. Ahora, verterán más dinero en el territorio para reconstruir lo que ha sido volado en la última ofensiva de Israel. Es totalmente razonable que los palestinos estén hartos de este ciclo constante de destrucción y reconstrucción.
En cualquier caso, la reconstrucción de Gaza no será fácil ya que Israel controla prácticamente todo lo que entra en la Franja, así como a quién se le permite entrar y salir. Las exportaciones también están fuertemente controladas, por lo que las dificultades económicas son un hecho.
Un activista palestino tuiteó recientemente una fotografía en la que se ve a la gente de a pie limpiando sus calles tras la entrada en vigor del alto el fuego. Es una imagen poderosa que nos muestra el poder del pueblo en su máxima expresión. Los palestinos de la Franja de Gaza reconstruirán ladrillo a ladrillo si es necesario, con o sin apoyo de otros lugares.
We will build it again #Gaza pic.twitter.com/H8WdM3yNk9
— Muhammad Smiry 🇵🇸 (@MuhammadSmiry) May 23, 2021
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