Arabia Saudí ha anunciado una modificación de las normas que regulan las importaciones procedentes de los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), en lo que se considera un intento de desafiar el estatus de los EAU como centro comercial y empresarial de la región. El cambio de la norma significará que los productos fabricados en zonas francas de los EAU o con participación israelí se verán afectados negativamente.
Un decreto ministerial saudí establece que todos los productos fabricados en zonas francas de la región no se considerarán "fabricados localmente" y, por tanto, no podrán beneficiarse de los bajos aranceles. Esto puede tener un impacto drástico en el comercio entre Riad y Abu Dhabi, que es el segundo mayor socio comercial del Reino, después de China, en términos de valor de las importaciones.
Las zonas francas son un importante motor de la economía emiratí. Situadas en áreas en las que las empresas extranjeras pueden operar bajo una ligera regulación, y en las que se permite a los inversores extranjeros adquirir el 100% de la propiedad de las empresas, las zonas francas han contribuido a impulsar el sólido crecimiento del comercio exterior no petrolero dentro de los Emiratos.
Según Reuters, quedarán excluidos del acuerdo arancelario del CCG los bienes fabricados por empresas cuya plantilla esté formada por menos del 25% de personas locales y los productos industriales con menos del 40% de valor añadido tras su proceso de transformación. El decreto saudí significará también que las mercancías que contengan un componente hecho o producido en el Estado de ocupación o fabricado por empresas propiedad total o parcialmente de inversores israelíes o por empresas incluidas en el acuerdo de boicot árabe respecto a Israel, quedarán descalificadas de los bajos aranceles.
Esta medida puede suponer un obstáculo para las empresas israelíes que hayan tenido la esperanza de aprovechar la normalización con los EAU para beneficiarse de los aranceles más bajos de los que disfrutan las empresas extranjeras en el CCG. En mayo, los EAU e Israel firmaron un tratado fiscal para fomentar el desarrollo empresarial mutuo.
Este es otro indicio del creciente distanciamiento entre Arabia Saudí y su vecino más pequeño, que, según algunos analistas, tiene la ambición de dar un golpe por encima de su capacidad y sustituir a Arabia Saudí como potencia regional dominante. Bajo el mando del príncipe heredero Mohammed Bin Salman, Riad está compitiendo para atraer inversores y empresas al Reino -el mayor importador de la región- a expensas de los EAU.
Bin Salman ha encabezado una campaña para atraer a las multinacionales a trasladarse de Dubái a Riad, en un ambicioso plan que ha tensado las relaciones con los EAU. El príncipe ha amenazado con cortar a las multinacionales los lucrativos contratos gubernamentales si no trasladan sus sedes a la capital saudí. Sin embargo, las fricciones entre Riad y Abu Dhabi son mucho más graves, ya que sus intereses son cada vez más divergentes.
Las grietas comenzaron a aparecer en 2019 cuando los EAU retiraron la mayoría de sus fuerzas militares de Yemen, dejando a Arabia Saudí sola en su guerra contra los hutíes respaldados por Irán. Se dice que otras fuentes importantes de tensión son la velocidad de los esfuerzos liderados por Arabia Saudí para poner fin al embargo comercial y de viajes a Qatar, sobre lo que Abu Dhabi no está satisfecho, mientras que Riad está igualmente frustrado por el ritmo de la normalización de EAU con Israel.