El clérigo cristiano de mayor rango del Líbano dijo ayer que esperaba una mejora de los lazos con Arabia Saudí, que ha retenido el apoyo a la economía libanesa, devastada por la crisis, debido a la creciente influencia de su archienemigo Hezbolá, informa Reuters.
Líbano está luchando contra un colapso económico que supone la peor amenaza para su estabilidad desde la guerra civil de 1975-1990.
Arabia Saudí, que durante mucho tiempo ha canalizado fondos hacia la frágil economía libanesa junto a otros monarcas del Golfo, se ha mostrado hasta ahora reacia a intervenir durante la actual crisis, manteniendo las distancias mientras Hezbolá avanza políticamente.
"Arabia Saudí no ha violado la soberanía de Líbano ni su independencia, no ha violado sus fronteras ni lo ha involucrado en guerras".
Rai, un duro crítico del fuertemente armado Hezbolá, ha pedido que Líbano se mantenga neutral, refiriéndose al despliegue de combatientes de Hezbolá en Siria y a su alianza con Irán en una lucha de poder con Arabia Saudí.
El centenario, al que asistió el embajador de Arabia Saudí en el Líbano, Waleed Al Bukhari, tiene lugar el mismo día en que los enviados de Estados Unidos y Francia al Líbano visitan conjuntamente Riad para discutir el apoyo al conflictivo país.
Sin responder directamente a la petición del patriarca de mejorar los lazos, Bukhari expresó su esperanza de que los políticos libaneses, que están enzarzados en disputas, puedan centrarse en el interés nacional "para hacer frente a los retos a los que se enfrenta el país", refiriéndose a los intentos de algunas facciones de alterar los fuertes vínculos de Líbano con el mundo árabe.
El patriarca ejerce tradicionalmente su influencia en el Líbano como jefe de la iglesia maronita, grupo del que debe salir el presidente en virtud de un sistema sectario de reparto del poder.
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