El desacuerdo entre los EAU y Arabia Saudí sobre un acuerdo propuesto por la OPEP+ para aumentar la producción de petróleo es la última señal de que las estrechas relaciones entre los dos Estados del Golfo, y en particular las de sus respectivos gobernantes de facto, se están convirtiendo en una amarga rivalidad.
El lunes, el organismo liderado por Arabia Saudí se vio obligado a aplazar por tercera vez el aumento de la producción previsto, ya que los EAU, a pesar de estar de acuerdo en principio con el incremento, exigieron una línea de base más alta por considerarla "desfasada". Se prevé que la producción de petróleo de los EAU aumente en consecuencia.
El viernes, el bloque de 23 miembros votó a favor de aumentar la producción en 400.000 barriles diarios desde el próximo mes hasta finales de año, "añadiendo otros 2 millones de barriles diarios de producción para finales de año". El impasse hizo que los precios del petróleo de referencia en EE.UU. alcanzaran un máximo de seis años a principios de la semana, antes de sufrir una caída, relacionada con la preocupación del mercado de que los EAU añadieran barriles unilateralmente, obligando a otros miembros de la OPEP a seguir su ejemplo y aumentar los suministros, dijo el director de futuros de energía de Mizuho, Bob Yawger.
Sin embargo, el enfrentamiento de la OPEP representa solo un ejemplo de la creciente ruptura entre Riad y Abu Dhabi, cuyos príncipes herederos, Mohammed Bin Salman y Mohamed Bin Zayed, respectivamente, fueron alabados en su día por su "bromance". Se dice que esto floreció durante una acampada en el desierto en 2015 y una afición mutua por la cetrería. El Wall Street Journal lo calificó como "punto de inflexión en la floreciente amistad" dos años después, y lo comparó con unas vacaciones presidenciales de golf.
Se dice que han seguido otros viajes de acampada, junto con al menos una excursión a las Seychelles en la que participaron yates de lujo. "Bin Zayed lleva media década cultivando a Bin Salman", comentó Ahmed Gatnash, cofundador de la Fundación Kawaakibi.
El vínculo entre los dos príncipes ha sido crucial en el notable cambio de política exterior de Riad. El Reino se ha alineado con su vecino más pequeño y liberal y ha emulado la postura agresiva de Abu Dhabi frente a grupos islamistas como los Hermanos Musulmanes dentro y fuera del país.
LEER: Arabia Saudí modifica las normas comerciales para atacar a EAU e Israel
Theirs was the most powerful Bromance in the Arab World, but the love is now over .... UAE Crown Prince Mohammed bin Zayed (MbZ) & Saudi Arabia Crown Prince Mohammad bin Salman (MbS) are fighting each other thro’ their proxy militia in the blood soaked sands of Yemen. pic.twitter.com/MKuGa7KUYq
— Donald B Kipkorir (@DonaldBKipkorir) August 30, 2019
La conexión entre Bin Salman y Bin Zayed se ha descrito como la de un alumno y un mentor, en la que el astuto emiratí tomó bajo su tutela al joven e inexperto saudí. Aunque la desastrosa guerra de 2015 contra Yemen se considera en general una coalición dirigida por Arabia Saudí, los EAU, bajo la influencia de su príncipe heredero, han sido posiblemente la fuerza motriz de los esfuerzos por derrocar al gobierno de Sanaa, apoyado por Irán, y restablecer al presidente en el exilio, Abdrabbuh Mansour Hadi, reconocido internacionalmente. Ambos objetivos siguen siendo difíciles de alcanzar.
Bin Zayed asumió un papel destacado en la crisis del Golfo de 2017 al imponer un bloqueo a la vecina Qatar por las acusaciones de apoyo al terrorismo y los estrechos vínculos de este Estado con Irán. A principios de este año, la disputa llegó a un final poco llamativo con una reconciliación mediada por Estados Unidos y Kuwait. Aunque el bloqueo también fue una iniciativa de EAU, los saudíes bajo el mando de Bin Salman optaron por poner fin al enfrentamiento, para recelo de Abu Dhabi, que tenía una visión estratégica a más largo plazo.
Según el Dr. Andreas Krieg, profesor adjunto del Departamento de Estudios de Defensa del King's College de Londres, esta tendencia por la que Bin Salman asume un papel cada vez más asertivo ha significado efectivamente que "el período de luna de miel entre los príncipes herederos ha terminado ciertamente."
De manera crucial, gran parte de la tensión que se ha creado entre ambos se ha debido a la insistencia de Bin Zayed en mantener una política exterior propia y diferenciada, algo por lo que Qatar fue castigado. Por ejemplo, mientras ambos Estados encabezaban la coalición árabe en Yemen, los EAU trataron de forjarse su propia influencia apoyando directamente al separatista Consejo de Transición del Sur (STC), cuya milicia ha estado luchando contra las fuerzas pro-hadíes, respaldadas por Arabia Saudí, de Islah. Este conflicto de intereses ha repercutido negativamente en los esfuerzos de la coalición contra los hutís y ha provocado varios reveses en el acuerdo de reparto de poder conocido como Acuerdo de Riad. El STC domina actualmente la ciudad portuaria de Adén, que está destinada a ser la capital interina del gobierno de Hadi, además de ejercer un control considerable en la isla de Socotra, donde se acusa a EAU de violar la soberanía yemení.
Además, EAU ha mantenido importantes y lucrativos lazos comerciales con el archirrival regional de Arabia Saudí, Irán, a pesar de una presunta "guerra fría" entre ambas potencias. Según Courtney Freer, experta en los Estados del Golfo e investigadora del Centro de Oriente Medio de la London School of Economics, "Irán figura en gran medida en el pensamiento de Bin Salman aunque sólo sea porque su ambición de ser el líder regional se ve frustrada por Irán. Para Bin Zayed, Irán no es un tema tan importante".
Tanto si sirve de campo de pruebas para los saudíes como si es otro ejemplo de la diversificación de los intereses económicos y de seguridad de los EAU, la normalización del año pasado entre los Emiratos e Israel ha demostrado, al igual que el rechazo de Abu Dhabi a la propuesta de la OPEP+, que los EAU están decididos a forjar su propio camino poniendo el interés propio en el centro de sus decisiones de política exterior. Las consecuencias de esto amenazan no sólo al bloque de la OPEP, sino también a la unidad del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), que a su vez podría presentar futuras oportunidades tanto para Irán como para los Hermanos Musulmanes. El compadreo no ha terminado del todo, pero la pareja de poder está muy lejos de esas acampadas fraternales en el desierto.
Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.