El ministro egipcio de Asuntos Exteriores, Sameh Shoukry, declaró ayer durante una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU que los esfuerzos dirigidos por la Unión Africana (UA) para resolver la crisis en torno a la presa del Gran Renacimiento Etíope (GERD) habían "llegado a un punto muerto".
En una declaración, el ministro dijo: "Egipto quiere llegar a un acuerdo jurídicamente vinculante que proteja nuestros intereses (...) Venimos aquí en busca de una vía viable hacia una solución pacífica, amistosa y negociada de esta crisis, y para evitar las nefastas consecuencias de nuestra incapacidad para llegar a un acuerdo sobre este asunto".
Pidió al Consejo de Seguridad de la ONU que asumiera sus responsabilidades y tomara las medidas necesarias para garantizar que todas las partes entablan negociaciones efectivas que puedan conducir a un acuerdo que logre los intereses comunes.
"Les presentamos una resolución política, equilibrada y constructiva para relanzar las negociaciones dirigidas por la Unión Africana, de manera que las Naciones Unidas puedan utilizar su experiencia en la materia", añadió Shoukry
El funcionario egipcio continuó: "Si nuestros derechos sobre el agua se ven afectados, Egipto no tiene otra alternativa que preservar su auténtico derecho a preservar la vida".
La ministra de Asuntos Exteriores de Sudán, Maryam Al-Mahdi, dijo que su país "apoyó desde el principio la construcción de la presa del Renacimiento de forma que se preservaran los derechos de los tres países, especialmente porque protegerá a Sudán durante las temporadas de inundaciones".
"Sin un acuerdo sobre las normas de llenado de la presa, sus beneficios se convertirán en peligros para la mitad de las poblaciones de Egipto y Sudán", añadió Al-Mahdi.
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El ministro sudanés subrayó la importancia de "alcanzar un acuerdo vinculante para proteger la seguridad humana y estratégica de nuestro país", y añadió que "Etiopía adoptó medidas unilaterales que perjudicaron nuestros intereses y perturbaron nuestros recursos agrícolas".
Etiopía notificó el lunes a Egipto y Sudán que había iniciado el proceso de llenado del embalse de la presa. Tanto El Cairo como Jartum rechazaron la medida por considerarla unilateral.
Addis Abeba insiste en un segundo llenado de la presa durante la temporada de lluvias de julio y agosto, aunque no se llegue a un acuerdo, y afirma que no pretende perjudicar a Jartum y El Cairo, sino que pretende generar electricidad con fines de desarrollo.
Etiopía está construyendo una presa de 5.000 millones de dólares cerca de la frontera con Sudán que, según dice, proporcionará al país la electricidad y la regeneración económica que tanto necesita. Egipto cree que restringirá su acceso a las aguas del Nilo.
Egipto depende casi por completo del agua del Nilo, del que recibe unos 55,5 millones de metros cúbicos al año, y cree que el llenado de la presa afectará al agua que necesita para beber, la agricultura y la electricidad.
El Cairo quiere que Etiopía garantice que Egipto recibirá 40.000 millones de metros cúbicos de agua del Nilo o más. El ministro etíope de Riego, Seleshi Bekele, dijo que Egipto ha abandonado esta demanda, pero Egipto insiste en que no lo ha hecho y emitió una declaración en este sentido.