El Tribunal de Seguridad del Estado de Jordania ha condenado hoy a 15 años de prisión con trabajos forzados a los dos principales acusados de la fallida trama golpista de abril.
Sharif Hassan Bin Zaid, pariente del rey y poderoso líder tribal; y Bassem Awadallah, antiguo ministro jordano que se había convertido en confidente del príncipe heredero saudí, Muhammad Bin Salman (MBS), fueron detenidos el 3 de abril después de que la seguridad del Estado del reino interceptara sus comunicaciones con el antiguo príncipe heredero Hamzah y con agentes extranjeros.
Ambos fueron acusados de conspirar con el ex príncipe heredero Hamzah y hermanastro del rey para fomentar los disturbios contra el monarca y solicitar ayuda extranjera. Desde abril, Hamzah está bajo arresto domiciliario. Otras doce personas también fueron detenidas por su implicación en la trama.
En el momento de las detenciones, las relaciones entre Jordania y la administración Trump estaban en su punto más bajo posible, ya que el rey Abdullah se oponía firmemente al llamado "acuerdo del siglo" del presidente. Según los informes, el rey estaba sometido a una presión creciente para que hiciera concesiones sobre Jerusalén a Israel.
Las tensiones con el gobierno de Netanyahu en ese momento han llevado a muchos analistas a especular que si Israel no apoyó activamente el complot, al menos no se opuso. Al fin y al cabo, sus agencias de inteligencia podrían haber alertado a sus homólogos jordanos de que se estaba gestando algo siniestro.
LEER: Israel da prioridad a sus relaciones con Jordania
La condena de los altos cargos judiciales puede cerrar un capítulo de esta intriga palaciega, pero las implicaciones van a repercutir más allá de las fronteras del reino del desierto.
El intento de Arabia Saudí de mediar en la liberación de su interlocutor, Basam Awadallah, y su encarcelamiento hoy sugieren que las relaciones con Jordania seguirán siendo frías en un futuro próximo.
Mientras que los golpistas locales han sido condenados y encarcelados, sus co-conspiradores extranjeros tendrán tarde o temprano muchas preguntas que responder.
El complot palaciego para derrocar al rey Abdullah de Jordania, al igual que el asesinato de Khashoggi, seguirá acechando a Bin Salman de Arabia Saudí mucho después de que suceda a su padre, si es que lo hace.